Jisung apretó sus labios, la opresión en su pecho se intensificaba. Aún faltaba una hora para su presentación y había estudiado hasta asegurar que no cometería error alguno, pero su mente siempre le jugaba en contra.
Chenle lo observó apretar el lápiz que sostenía, con sutiles movimientos deslizó la silla hasta quedar a su lado. Miró a los lados verificando que la delegada de la biblioteca no enloqueciera o agravara lo que iba a hacer.
"Sungie" tomó su mano helada y entrelazó sus dedos, el alfa inmediatamente le dedicó toda su atención. El leve temblor de manos parecía disminuir mientras se perdía en los profundos orbes de su amigo.
"¿Mejor?" Susurró, el aliento del omega chocó contra su cuello y parte de su mejilla, una corriente de calidez recorrió todo su cuerpo. Jisung cerró sus ojos al sentir las yemas de los dedos del mayor tocar su mentón.
"Lo harás bien, Sungie. Estoy seguro" sonrió levemente, la irritante voz de la encargada terminó con el momento de paz y el silencio del lugar. Los murmullos de los estudiantes pidiendo disculpas y pasos apresurados se escucharon lejanos. Rodó los ojos irritado, estaba seguro que la bibliotecaria supervisaría todo el lugar por culpa de esos chicos.
El menor suspiró y volvió a ojear el libro sobre la mesa. Sus manos seguían entrelazadas.
Los inconfundibles labios del omega chocaron contra su mejilla, su corazón latió frenético y le ardió la piel que había sido tocada. Chenle alejó su silla y volvió a su lugar, los tacones resonaron cerca haciendo que la atmósfera se tensara. Los labios del alfa se encontraban levemente abiertos, como si quisiera decir algo."¿Todo bien por aquí?" El omega despegó su vista de los apuntes que había empezado a hacer, el suspiro de alivio de la encargada al verlo tan dedicado hizo que Chenle sonriera internamente.
"¿Le sucede algo a tu amigo?" Movió la mano frente al alfa, obteniendo así una reacción.
"Está estudiando, tiene una exposición" la mujer guardó silencio inmediatamente y alejó su mano sintiéndose avergonzada por interrumpir a los jóvenes en su tiempo de estudio. Los tacones volvieron a causar un estruendo al alejarse de ellos.
Chenle sonrió y continuó simulando concentración en las letras descuidadas que ni él mismo entendía, ignorando el desastre emocional que ocasionó en el alfa.
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