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Abriste tus ojos sólo para encontrarte con una absoluta oscuridad y un dolor retumbante en tu cabeza.

Al abrir tu boca para llamar a alguien, un trozo de tela que la atravesaba te impidió hablar. Alterada, moviste tus brazos para quitarla, pero ellos también estaban atados con algo a tus espaldas y sólo al intentar mover tus piernas te diste cuenta que todas tus extremidades estaban inutilizadas y amarradas a una...¿silla?

¿Qué carajos había pasado?

—Ah, despertaste.

La puerta se abrió dando paso a la única posible fuente de luz en el lugar. Tus ojos estaban tan pocos acostumbrados que tuviste que cerrarlos por un momento.

—¿Estás lista para hablar? —Una figura apreció en el umbral: Alta, esbelta.

Era un hombre, que poco a poco se acercó a ti. En tu desesperación, moviste tus extremidades con rapidez. Fue tanto el movimiento que la silla se inclinó hacia atrás y ahora caías al vacío.

—Ah-ah, con cuidado— Con su pie en lo que quedaba de asiento entre tus piernas empujó fuertemente el inmueble hacia abajo— No querríamos que te lastimases.

Cuando el hombre se inclinó hacia ti, por fin pudiste ver su rostro y sólo en ese momento recordaste cómo habías llegado allí: Parte de AVALANCHA se encargó de quedarse atrás para que Cloud y su grupo pudiese seguir adelante cuando intentaron entrar a una de las instalaciones de Shinra en Midgar y a partir de ahí todo se fue al diablo.

No sabías con exactitud cuántas bajas hubieron en tu grupo por que perdiste el conocimiento cuando algo--o alguien te golpeó la cabeza.

Ahora que habías despertado podías darte cuenta que ese alguien pertenecía a una de las divisiones de la compañía encargadas de sacar información a los prisioneros: Los Turcos.

¿Y quien estaba frente a ti?

Su jefe en persona: Tseng.

Nunca le habías visto, pero las descripciones e historias de aquel hombre daban justo en el clavo por lo que reconocerlo fue de lo más fácil.

Sacó la venda de tu boca lentamente.

—¿Y bien?

—No tengo nada que decir.

—Al contrario—Dijo levantando tu cabeza con un dedo bajo tu mentón— Sabemos que eres de AVALANCHA. Alguien importante, de echo.

Tseng no solía interrogar él mismo pero pensó que sería de lo más gratificante hacerte hablar.

—Ya has oído hablar de nosotros—Continuó— Tenemos ciertos... métodos para hacer hablar. Para cada persona es distinto, claro. Podríamos ocupar la fuerza...—Su mano se cerró en tu cuello, sólo lo suficiente para desesperarte la falta de oxígeno, pero no para que perdieses el conocimiento nuevamente—... O algo más. Tú eliges.

¿Qué pretendían? ¿Acaso no sabían que AVALANCHA tiene ideales que sobrepasan a los de cualquiera en Shinra? ¿Qué sabía un Turco de eso?

—Haz lo que quieras—Hablaste, luego de un resoplido.

—¡Eso quería escuchar!

Otra voz.

Alguien más había entrado a la oscura habitación. Dos personas, de echo, pero la segunda entró sin decir una palabra.

Sólo pudiste ver su cabello desordenado y en punta, hasta que este se acercó lo suficiente para verlo.

Reno se afirmó en el espaldar, con una rodilla entre tus piernas, estabilizando así la silla.

Juegos Peligrosos (TurksxReader) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora