001

4.4K 337 79
                                    

DESTINADOS

NANON

Lo conocí cuando tenía tres años, cuando su familia se mudó a la casa de al lado, su cuarto quedaba justo frente al mío y nuestras ventanas quedaban una frente a la otra, me gustaba espiarlo desde ese entonces, tenía un carácter horrible, peleaba por ser escuchado todo el tiempo, no aceptaba un no por respuesta y las pocas veces que me encontró mirándolo me llamo raro.

Pero eso no impidió que siguiera haciéndolo, me gustaba el desastre en su cabello y la forma graciosa en que solía vestirse, él no me hablaba mucho, en realidad casi nos forzaban a jugar juntos. Una vez me pregunto porque siempre lo estaba vigilando, le dije que era un espía secreto y por primera vez escuche su hermosa risa.

Entramos juntos al preescolar, cada uno a su respectivo año, pero ambos éramos nuevos así que en el receso me gustaba comer a su lado, su mamá siempre le enviaba un sándwich de mermelada y mantequilla de maní, él amaba esa cosa, en cambio mi mamá me enviaba un montón de frutas picadas, cosa que le parecía una completa locura.

Mi amistad con él duro poco, no tardo nada en conseguir amigos que lo invitaban a jugar con ellos y yo tuve que conseguir mis propios amigos, no me enojaba que tuvieran más personas, pero dolía un poquito que ya no me saludara en el pasillo.

Mientras crecimos nunca pude saber si él me consideraba un amigo de verdad, pero eso no evitaba que yo quisiera estar para él todo el tiempo, fui a su primer partido de fútbol cuando su mamá tuvo que cuidarme por primera vez, le hice galletas cuando su abuelita murió, en ese entonces éramos muy pequeños y no sabía exactamente cómo funcionaba, pero se veía triste y a mí me hacían felices las galletas de mi madre. Nos quedamos sentados en los escalones de su casa hasta que se hizo de noche, le conté que entraría a la misma escuela que él y que vimos vernos de nuevo, él no respondió, pero sabía que me estaba escuchando por la forma en que me miraba.

Cuando mi papá murió él estaba de vacaciones así que no pudo regresarme el favor, mi mamá no comprendió porque me senté en los escalones de su casa, pero de alguna forma estar cerca de algo suyo me tranquilizaba y calmaba las lágrimas, el día que regresó a casa fue junto a su madre a visitarnos, recordaba ese primer abrazo como si hubiera sido ayer, Ohm olía a otoño, hojas secas y té de canela, estar con él se sentía bien. Me dijo que él no sabía hacer galletas, pero podía contarme cosas como yo lo hice antes.

Años después, cuando entramos a secundaria, mi mamá comenzó a enfermar, al menos creí que era el inicio, después me enteré que mi madre llevaba luchando años con la depresión provocada por la pérdida de mi padre, ella era una omega y mi padre su alfa, así que al morir, ella empezó a sentirse enferma, se obligó a ser fuerte por mí, no quería que me quedara solo siendo tan pequeño, así que tomaba unas pastillas que la ayudaban a soportar el dolor, hasta que un día era demasiado y las pastillas aumentaban a dañarla en lugar de ayudarla. Nunca dijimos nada, ella quería mantenerlo en secreto.

Ese mismo año el padre de Ohm los abandono, no estaba seguro de que había pasado, pero su madre había ido llorando a mi casa para hablar con la mía, no escuchar toda su conversación cuando ya había salido a buscarlo, él estaba sentado en esos benditos escalones, no pude preguntarle nada porque temía hacerlo llorar y no sabía que haría si eso pasaba, porque nunca le había visto hacerlo.

Para mi sorpresa Ohm no estaba triste, estaba enojado, repetía que odiaba a su padre y que nunca sería como él.

Una noche años después, cuando su graduación se aproximaba, tuvo su examen para descubrir si era un alfa, un omega o un beta, recordaba esa tarde como la primera vez que lo vi verdaderamente furioso, llegó a casa poco después de que yo lo hice, su ventana estaba abierta como siempre y pude verlo lanzar su mochila con todas sus fuerzas hasta romper la lampara al otro lado del cuarto, el golpe me sorprendió, pero lo que me siguió dejo estático, comenzó a lanzar todas sus cosas contra el piso y gritar que no era como él, que nunca sería como él.

Instinto || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora