HyunJin bajó de su Lamborghini 400 GT, entregándole las llaves al valet parking, mientras caminaba a la recepción, acomodándo por última vez el cuello de su saco y mirando por un segundo el gran y luminoso logo del edificio: la silueta de un animal exótico hecha de una sola línea.
Suelta un pequeño pero pesado suspiro, y entra al lugar sin más dilación.—Buenas noches, señor Hwang, le esperan ansiosos, es por aquí —dijo la señorita de la recepción, que le guió hasta el ascensor que les dejó en el penúltimo piso, hasta unas anchas puertas que le fueron abiertas por otro par de botones que le sonrieron en cuanto lo reconocieron.
—Compartirá mesa con el señor Seo esta noche.Entonces HyunJin buscó al mencionado con la mirada, entre todo el salón repleto de mesas pretenciosas con velas y copas vacías, encontrándolo en la más solitaria de todas, únicamente con él en ella.
—Creí que no vendrías —le susurró HyunJin al oído antes de sentarse, notando el pequeño respingo que le provocó al otro.
—Dios, no tienes que hacer eso siempre que nos encontramos. Y lo mismo puedo decir de ti, nunca vienes a estas cosas —respondió ChangBin, girando su cuerpo hacia la silla del otro.
—Sabes que no me quieren aquí, ya tuve con la cara de mi padre toda mi vida para ver la de otros viejos más.
—Probablemente tu discreción sea el motivo de su rechazo hacia ti, además, tu padre era genial, mucho mejor que el mío, que agoniza y aún así no estoy seguro de sucederlo en algún momento.
HyunJin rió ante la broma. Debía admitir que esta frivolidad le era grata mientras no tuviera cargo de conciencia.
"Buenas noches a todos nuestros apreciables invitados, recibamos juntos a nuestro anfitrión, el señor Bahng" se escuchó en todo el salón. Entonces todas las luces disminuyeron su intensidad hasta que únicamente la tribuna tenía luz suficiente para percibirse clara, ahí fue donde el señor Bahng subió y saludó con la mano a todos, ofreciéndoles la más brillante de sus sonrisas.
—Muchísimas gracias por asistir a este, el sesenta aniversario de nuestra cadena hotelera y más precisamente, la inauguración de este hotel en el que nos encontramos ahora, como ustedes sabrán... —continuó el joven señor.
HyunJin miraba intentando poner atención al adulador discurso, pero sus ojos ya se habían desviado a la mesa en la orilla derecha del lugar, donde habían tres personas que jamás había visto en las pocas reuniones a las que habia asistido; un muchacho de cabellos castaños, con un traje excepcional y sin duda adecuado a las tendencias, una muchacha de cabello casi tan negro como una sombra, con un vestido de la misma tonalidad, y un último muchacho, tras las siluetas de los otros dos, casi imperceptible, pero llamativo por sus dorados cabellos, mirando atento al hombre hablando; la forma en que la tenue luz frente y tras suyo brillaban sobre su rostro era por más perfecta, haciendo de la vista desde el ángulo de HyunJin casi planeada, cinemática, denotaban el magnífico perfil que poseía.
¿Quiénes eran? ¿Qué hacían ahí?
—...Pues bien, disfrutemos la noche como mi padre hubiese deseado que lo hiciéramos, y qué mejor que en el nuevo y ahora mismo inaugurado bar del último piso, con la mejor de las vistas a la ciudad, por favor, sean tan amables de subir por las escaleras, encontrarán botones al salir —invitó el anfitrión de lo más orgulloso.
Entonces todos se levantaron de sus asientos, y curiosos, salieron por las puertas anchas, HyunJin siguiendo a ChangBin.
El pasillo se encontraba únicamente iluminado por bombillos de color azul en el suelo, conduciendo a lo que, desde lejos, parecía ser el mismo final del edificio, como si fueras a caer al vacío. Pero no, al aproximarse, había un casi invisible ventanal que se alzaba desde el suelo hasta el último piso. El pasillo conducía a unas escaleras de caracol, y al final de estas, el nuevo bar, medio techado, siendo casi todo balcones en los bordes igualmente de cristal, con albercas en las orillas; el vértigo era palpable, pero se esfumaba con el pasar de los segundos gracias a la espectacular vista de la ciudad y el precioso cielo. Las luces eran azules y blancas, únicamente en el suelo y las pocas paredes, que eran ambientación del bar.
Todos miraban asombrados aquí y allá, sabían que este era el lanzamiento más esperado del hotel, y ante sus ojos, claro que valía la pena.
A HyunJin le dolía admitir que verdaderamente estaba impresionado, todo ahí derrochaba elegancia, estilo e innovación.
—¿Gusta un cóctel, señor? —le ofreció un camarero, con una bandeja en la mano, llena de copas.
—No, yo mismo iré por uno, muchas gracias... —respondió, pero un destello dorado fugaz pescó sus pupilas, que caminaba apresurado entre la gente amontonada.
ESTÁS LEYENDO
Kiss of Fire • HyunLix
FanfictionSeis, quizás siete canciones pasaron, cada cual con una letra más seductiva que la otra. Pero ni siquiera eso, junto a todo a su alrededor, le resultaba tan sensual, como el rubio bailando con él, tocándolo con sólo sus manos, aproximándose peligros...