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- Son 50...- La ya muy conocida beta le repetía la misma frase y lo miraba con esa sonrisa en su rostro, tan acostumbrado a devoversela, decir gracias y darse media vuelta.

Las bolsas blancas colgaban de sus puños recorriendo el mismo camino de todos los días, acariciando al mismo gato callejero de siempre, llegaba a casa, dejaba sus compras en el suelo y buscaba sus llaves.

Todo era tan rutinario.

Solo era el en ese gran y sombrío lugar.

Él y eso que se encargaba de dejarle amorosas cartas debajo de su almohada.

Él y aquél que en un inicio dejaba su ropa interior tirada por toda su habitación y ahora estaba acostumbrado a encontrar todo tan limpio y ordenado.

Él y ese punzante sentimiento de ser observado, no sabía desde donde, si era producto de su paranoia o sus constantes cambios de humor o sus medicamentos tirados por la pequeña mesa de noche para poder conciliar el sueño.

Solo era consciente de que su vida iba a seguir de esa manera hasta que el decidiera salir de ese hoyo de depresión que el mismo había formado al tomar malas decisiones.

Pero eso podía esperar.

No podía dejar que la comida caliente recién salida del microondas se enfriara, comida que el nunca calentó, puesto que apenas llegaba a casa.

Comida que no podía calentar nadie más, por que Byun Minho vive sólo.


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Otra historia de dudosa redacción y ortografía.

Contiene omegaverse :)

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