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Minho no regresó a casa esa noche, ni la noche siguiente a esa.

Por primera vez en mucho tiempo, tuvo noches tranquilas y mañanas normales.

La rutina que llevaba hace tantos años fue puesta de cabeza y contrario a sentirse ansioso, sintió felicidad, el sentimiento que llevaba codiciando tanto en su día a día.

Todo era tan distinto y le encantaba.

Había tocado fondo y ya era hora de levantarse y seguir con su vida.

Minho iba a mudarse.

Tomar esa desicion le costó mucho valor y claro que no iba a ser sencillo.

Se sentía extrañamente feliz, la mañana era demasiado brillante y su humor lo hacía sonreír por cada pequeño detalle.

Tomaría un par de meses arreglar las cosas, buscar lugares cómodos, el costo, empacar sus cosas y finalizar el contrato de arrendamiento que tenia actualmente, tal vez volver a ejercitarse, salir a comer fuera, frecuentar clubes y tener aventuras.

El omega promiscuo que había sepultado hace años no sonaba tan mal para el ahora.

No existía nadie que pueda juzgarlo, estaba soltero y no cargaba con responsabilidades.

El portón marrón frente a él lo sacó de sus pensamientos.

Había llegado a casa.

Espero unos minutos en la misma posición, preparándose mentalmente para lo que fuera que encontrará allí dentro.

Tanteo la pared aún en la oscuridad, si tenía miedo? Claro que si, pero este infierno iba a terminar pronto, mientras más rápido se largue de ese lugar mucho mejor.

Si cambiaba de departamento dejarían de acosarlo, ¿no?

Alcanzó el interruptor que encendía la luz antes de dar un paso hacia dentro, todo parecía tan normal que le erizaba la piel. Su pequeña sala y cocina estaban como lo había dejado, avanzó hacia la puerta de su habitación y se sintió ansioso.

Tomó la perilla y entró.

Si no se hubiera apoyado de la misma puerta probablemente hubiese caido al piso.

Sus piernas no parecían querer funcionar, incluso si todo su cuerpo le gritaba que saliera de ahí en ese mismo momento no podía mover ningún músculo.

Su habitación estaba lo siguiente a "de cabeza".

Su ropa tirada por el suelo, no sólo su ropa sino sus cajones enteros estaban boca abajo en diferentes lugares de la habitación. Sus sábanas en una esquina apiladas de manera apresurada, sus libros simplemente habían sido tirados en un mismo lugar y claramente le faltaban cosas, lo sabía a pesar de todo ese desorden.

En medio de todo ese alboroto, un trozo de papel muy conocido para el pulcramente doblado estaba encima de su mesa de noche que se encontraba sin cajones, excepto por uno, exactamente donde guardaba cartas como esa.

Apenas se dio cuenta cuando ya tenía el papel entre sus manos, su vista y cabeza no estaban haciendo bien su trabajo, estaba mirando la hoja pero no entendía lo que estaba escrito ahí, de todas maneras los garabatos apenas podían ser legibles.

No era una sola oración o algunas cuantas palabras como siempre solía serlo. Le costó, pero sin duda la palabra te extraño estaba garabateada por todas partes, excepto por esa pequeña parte al final.

Minho ya se encontraba fuera de aquella escena, no tenía donde quedarse, no tenía a quien contactar, no tenía a dónde ir, sus cosas estaban dentro del departamento, pero no volvería a entrar allí, nunca más, al menos no solo.

La apariencia demacrada y el olor a alcohol eran suficientes para mantener alejados a sus vecinos, pero si tenía que pedir ayuda, lo haría.

No era ni capaz de controlar su propio aroma, la última oración quedaría grabada en su memoria.



"te encontré, Minho hyung"




















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Creo que tenga que aclarar que esto es un universo alternativo, así que cambiaran muchas cosas, puede ser la personalidad de los protagonistas, las edades, entre otras cosas.

Lo estoy intentando, pero no me convence nunca la manera en que escribo y menos si trato de transmitir el miedo que siente Minho, consejos?

Eh, no se, que harían en la situación de Minho?






















ObservandomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora