Capítulo 1

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El olor a libros viejos, era lo que él más amaba

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El olor a libros viejos, era lo que él más amaba. Amaba estar caminando por las estanterías, tocando los lomos de cada libro para encontrar el indicado, adoraba el sonido del crepitar de las llamas que provocaba la chimenea de la habitación.

La biblioteca del clan Zenin era lo que más le gusta de ese lugar, aunque, cree que es lo único que le gusta de ese lugar.

Siempre entraba a escondidas, para que los guardias no lo noten entrar. En el clan hay una regla muy absurda para él, era que los omegas tenían prohibido entrar a la biblioteca. Esa era una regla ridícula entre muchas más.

Megumi no podía imaginar que sería su vida sin un libro cerca de él, leer lo ha ayudado mucho desde que su hermana, Tsumiki, fue maldecida. Leer lo ha ayudado a mantener la cordura en ese lugar, puede agradecer una cosa por lo menos a su padre y eso es haberle enseñado a leer.

Él era el único omega en el clan que sabía leer, ya que los omegas no tienen que encargarse de eso, solo tienen que ser bonitos, encargarse del que hacer de la casa y cuidar a sus hijos. Solo eso eran, simples adornos, razonaba Megumi.

— Megumi — una voz áspera rompió el cálido ambiente de la habitación, volviéndola fría y lúgubre, el aroma a incienso se filtraba en sus fosas nasales y lo comenzaba a incomodar.

Él se giró ligeramente para ver al heredero del clan, Zenin Naoya. Él puede ser la persona que más aborrecía, Megumi, lo odiaba y eso es decir poco.

— Se te ofrece algo, Naoya — él bajo su cabeza en señal de sumisión, eso era lo que tenía que hacer, ser un omega sumiso.

— ¿ Porqué te encuentras en la biblioteca ? — la voz de Naoya exigía una respuesta, podía notar como las cuerdas vocales del alfa estaban apunto de usar su voz de mandó.

Megumi levanto la cabeza con temor, mostrando una mirada inocente, una mirada que lo ha salvado más de una vez en su vida.

— ¿ Esta es la biblioteca ? — preguntaba apenado e incrédulo, Naoya solo negó con la cabeza, como si estuviera arto de que le hicieran la misma pregunta.

— Si, esta es la biblioteca, porque hay libros al rededor, pero no has respondido a mi pregunta — las palabras salían con brusquedad, estaba enojado eso lo notaba por el aroma más fuerte que soltaba, Megumi solo se encogió un poco más en su lugar, tenía que actuar como un buen omega.

— Busco un libro, color negro con letras doradas — describió exactamente el libro que encontró en la estantería superior, pero su altura no lo ayudaba a alcanzarlo, así que es mejor si alguien se lo alcanzaba y si ese alguien sea tan incrédulo para darle un libro tan importante a un omega.

—¿ Para qué, un omega quiere un libro?

— El jefe, me envió por él — sonrió con mucha inocencia, esa sonrisa falsa hacía que sus mejillas dolieran, pero aún así la mantuvo en su rostro. Naoya asistió con la cabeza por la información que le dio.

Rosa de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora