Do me a favour (L.S)

Parte III: Equilibrio

Louis

Memories//Conan Gray

Allí estaban los dos, Louis cargando a Harry hacia su habitación, con ayuda de Finn. Ninguno entendía muy bien que sucedía.

Recostaron al rizado en la cama de Louis y éste se quedó quieto, en shock

¿Qué demonios hace Harry en el hostal? Más precisamente ¿por qué Harry está en Suiza?

—Oye... ¿Estás bien?—preguntó Finn, haciendo que el ojiazul volviera a la realidad.

—S-sí—contestó sin saber si aquella afirmación era real.

—¿Puedo preguntar quien es?

—Harry es... Era mi novio, desde la preparatoria y la razón por la cual he venido a Suiza.

—Oh—asintió algo asombrado—¿Debería dejarte sólo o...

—¡No!—gritó Louis, no quería parecer más desesperado de lo que en realidad estaba, pero fue involuntario—. Lo siento... no ¿por favor? Al menos hasta que despierte, yo no quiero estar solo.

—¿Es peligroso? Digo ¿te ha hecho algo? ¿Deberíamos llamar a la policía?

Jamás podría lastimarme, al menos no de esa manera.

—N-no. Harry es, sólo...un imbécil, pero jamás alguien peligroso. Lamento no haber dicho nada, no creí que fuera necesario ¿podrías... puedes abrazarme?—rogó. Aun veía el cuerpo del rizado que yacía en su cama y por supuesto, abrió los ojos en ese momento. Louis se alejó de Finn.

—Puedes irte—el escocés no entendió hasta que observó a Harry despierto, confundido.

—Claro, lo siento...llámame si necesitas algo Lou ¿sí?—el ojiazul asintió y Finn se marchó.

Louis no se movió, ni un centímetro. No sabía si era una acción voluntaria o si realmente estaba paralizado, pero todo indicaba a que era lo segundo.

—¿Qué haces aquí Harry?—preguntó seco.

El rizado tardó en reaccionar, miró hacia su alrededor, intentando encajar en la situación. Era completamente incómodo.

—Lo siento—susurró, escondiendo su rostro—. Lo siento tanto Lou.

—¿A qué te refieres Harry?

—Lo siento por todo. No puedo creer todo lo que te he hecho pasar. Lo siento, lo siento, lo siento—en algún momento de aquella frase, Harry había roto en llanto. Jamás había visto al rizado tan mal—. Soy un maldito imbécil y no me di cuenta sino hasta que te marchaste ¡y ahora estás en un raro hostal abrazado a un niño bonito! Dios...—las lágrimas caían por su rostro y de alguna manera llegaban hasta el corazón de Louis, desarmándolo.

—No te perdono—sentenció.

—Lou...—el rizado se paró lentamente de la cama e intentó acercarse al menor, consiguiendo que éste se alejará un poco más.

—No. Tú...¡No te perdono Harry! Eres un maldito egoísta ¡maldito egoísta hijo de perra!—Louis lanzaba pequeños golpes hacia el pecho de Harry, más no lo lastimaba en absoluto—¿Tienes idea de lo que ha sido soportar todos estos años tu maldito egoísmo? ¡Eres un narcisista sin remedio! Y-yo... ¡Te odio!