Esos días del mes

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Era totalmente aburrido. Quería arrancarse los cabellos de lo aburridas que eran las tardes sola encerrada en la casa. Toda la maldita semana pasaba al menos unas ocho horas diarias sola alimentándose solamente de cereal con leche y sandwiches. Era triste y deprimente y más de lo que Summer podía soportar. Generalmente en su casa siempre tenía alguien con quien hablar o algo que hacer.

Lo único que la mantenía contenta era la presencia de los chicos durante la mañana antes de que se fueran y durante las noches que regresaban. A veces alguien llegaba durante la tarde pues tenía horas libres o iban a descansar o comer, pero Chan, de los 7 días de la semana, solamente había llegado a la casa dos. Siempre marcaba y avisaba que llegaría durante la madrugada o hasta la mañana siguiente pues debía seguir trabajando.

Y ese día, Summer en verdad lo ocupaba. No había dejado de llorar todo el día y para cuando se dio cuenta, ya tenía veinte minutos sentada en el baño mientras se desangraba. Tenía todo arreglado para que su periodo menstrual sucediera cuando ella ya estaba de regreso a su casa pero al haberse extendido su viaje, le llegó sin previo aviso y peor que nunca.

Y para el colmo, Chan no contestaba el teléfono.

Como segunda y última opción, Summer marcó el número de Felix, el cual había guardado para emergencias. Esa situación calificaba como una emergencia.

—¿Sí? —contestó el chico algo confundido al recibir una llamada de un número desconocido.

—Felix. ¿estás ocupado? —la voz de Summer estaba un poco constipada por haber llorado varios minutos pero finalmente la pudo distinguir.

—¿Summer? ¿Qué sucede? ¿Está todo bien?

—Más o menos. ¿Estás ocupado? Necesito tu ayuda, Chris no me contesta.

—Se quedó dormido en el salón de grabación después de terminar, en unos minutos debe de ir a la empresa pero yo ya voy para la casa.

—No espera —se apresuró a decir Summer —. Ocupó que pases a la farmacia.

—Claro, dime que ocupas.

—Una caja de tampones medianos, una caja de toallas sanitarias nocturnas, asegurate de que tengan alas, por favor. También ocupo unas pastillas para los cólicos, no se como se llamen aquí pero revisa que digan que son para los para los cólicos menstruales.

Del otro lado se escuchó una pequeña risa nerviosa. Felix ya sabía la poca vergüenza que la chica tenía para pedir o decir las cosas y lo rápido que hablaba con confianza. Pero no esperaba recibir un favor así. Aun así, con miedo de equivocarse, lo escribió en las notas de su teléfono.

—¿Ocupas algo más, Summer?

La chica lo pensó unos segundos antes de responder con un sonido negativo. El rubio le aseguró que llegaría pronto y colgó. Mientras Summer sentía como la sangre salía de ella, Felix corrió por dos cuadras hasta llegar a la farmacia. Mentiría si dijera que no le dio pena al pararse en ese pasillo pero sabía que era algo natural que a casi la mitad de la población le sucedía.

Aun así tenía miedo de equivocarse, había muchas marcas y todos eran diferentes pero terminó agarrando las que se veían más bonitas; la caja era morada y tenía flores y estrellas y se aseguró que en la caja dijera "alas". Buscó las pastillas y un par de cosas más y después de pagar corrió a su casa. Estaba tentado a despertar al líder pero la noche anterior apenas había dormido, así que lo dejó dormir mientras él mismo se encargaba de ayudar a Summer.

Al llegar, tocó la puerta del baño y a los segundos salió la mano de la rubia tomando la bolsa que le había dado. No sabía muy bien qué hacer después de eso así que se fue a la sala a esperar a que la chica saliera para ofrecerle comida o lo que fuera.

ミ★ 𝘚𝘶𝘮𝘮𝘦𝘳 𝘦𝘯 𝘊𝘰𝘳𝘦𝘢 ★彡  °Bang Chan°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora