Día 27: Futanari.

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Advertencia.
Futanari — Literalmente: forma dual, [ser de] dos tipos; es una palabra del idioma japonés que significa hermafrodita, ​ y se utiliza para referirse a la androginia.​

El azabache estiró sus manos y ofreció aquel ramo de flores a aquélla bonita peliverde.

La reservada chica de gafas se sonrojo completamente y su ceño se frunció.
Aceptó el ramo que su novio le ofrecía y luego pidió que rápidamente se fueran de aquel parque, donde todos los observaban.

Takao era un chico apuesto, alegre y muy sociable. Era un encanto. Pero él aún no entendía como había logrado que su Shin-chan le prestara atención.

Aquella chica más alta que él, de ojos esmeralda al igual que su cabello, era la mujer más perfecta que sus ojos habían visto.
Cada vez que sus miradas se encontraban, Takao sentía que era el chico más feliz del universo.

Sin embargo, había algo en aquélla relación a lo cual Takao aún no se acostumbraba. Y eso era el hecho de que su linda novia nunca le había dado ni siquiera un beso u abrazo.
Ya llevaban más de medio año saliendo, pero esa chica era tan tsundere.

Ese día estaba decidido a conseguir al menos un abrazo.
La cita pasaba tranquilamente. Comieron, tomaron un café y visitaron un parque temático.

Ya pasaban las siete de la tarde y el sol comenzaba a esconderse. Así que Kazunari tomó el valor que necesitaba y logró invitar a su casa a la chica de cabello verde.

Midorima se sonrojo. Ella no iba a aceptar, sin embargo, por alguna razón no quería negarse.

Juntos llegaron hasta la casa del menor.
Midorima ingresó en la casa y siguió a su novio hasta la habitación.  No parecía que hubiera más personas allí.

Takao puso una película y juntos se sentaron en la cama del azabache. Los minutos pasaban y ambos se encontraban nerviosos.

El azabache ya no pudo contenerse y comenzó un tranquilo beso. Al ver que su novia no lo rechazaba, intensificó el contacto y llevó sus manos a la cintura ajena.

Los sonidos que sus bocas provocaban al encontrarse se esparcian  por toda la habitación.
Un leve gemido se le escapó a la chica cuando una de las manos de Takao se deslizó por su muslo, intentando llegar a su zona íntima.

Todas las alertas se encendieron y la peliverde apartó al muchacho. -No puedo.- Dijo completamente asustada. 

Takao se había quedado perplejo. Claramente ambos querían continuar pero la chica se veía asustada y nerviosa.
-No quiero obligarte a nada. Pero ¿Te hago sentir incómoda?- Preguntó el menor algo tímido.

La chica negó levemente. -Es que...- Susurró avergonzada. -Olvidalo.- Kazunari observó a la muchacha. Acarició la mejilla de la contraria en busca de calmarla.

-Podes decirme lo que sea. Después de todo somos novios.- Le sonrió.
La chica dudo unos instantes, pero luego se decidió. -Esperame un momento.- Takao asintió y le permitió ir al baño de la casa.

Unos minutos después la chica volvió. El rostro del azabache se sonrojo al ver que la desnudez ajena solo era cubierta por una toalla. Intentaba apartar su vista, no quería parecer un "pajero". (Chico caliente, que solo piensa en masturbación y/o sexo.)

Midorima se acercó al contrario y se sentó en la cama. -Yo... Esto nunca se lo dije a nadie. Pero... Takao... realmente te quiero y sé que no suelo demostrarlo. Perdóname por eso.- Decía completamente avergonzada.
-Tengo un secreto. Mi cuerpo, soy un monstruo.- Fue lo único que se le ocurrió decir y dejó ver ahora su desnudo cuerpo.

Takao paso saliva. El cuerpo de su chica era hermoso. Tenía hermosas curvas, senos grandes y sus partes más íntimas eran iguales a las de él.
Su chica tenía pene y testículos.

No entendía aquello. Es más, jamás imaginó que ese era el porque la chica se encontraba tan nerviosa.
Claro, no podía fingir que esperaba eso. Pero realmente no le disgustaba el cuerpo de Midorima, por el contrario, le atraía mucho.

Su mano volvió a acariciar la mejilla ajena. La cabeza se encontraba gacha, así que Takao hizo que Midorima la alce y lo mire. -Sos hermosa como sos. Perfecta ante mis ojos.- Le susurró en los labios y comenzó aquel apasionado beso.

Sus manos se aferraban a las sábanas. Podía sentir como su cuerpo era embestido desaforadamente. Sus gemidos morían en la almohada y su cabeza cada vez se perdía más en el placer que ambos cuerpos generaban.

-Shin-chan, más despaci...to.- Gimio el azabache. La chica se encontraba ingresando una y otra vez en la cavidad anal del contrario.  Ninguno de los dos sabían cuanto tiempo llevaban "haciendo el amor". Pero tampoco planeaban parar. Se hacían sentir muy bien, y eso era lo que importaba.

Takao fue dado vuelta y su espalda quedó contra el colchón.  Sus piernas se abrieron y le permitió a la peliverde volver a ingresar en él.

La boca del azabache se divertía con los pechos de la muchacha. Los pezones eran lamidos, mordidos y estirados levemente. Provocando espasmos en la peliverde.

Ambos pudieron sentir como pronto llegarían al clímax y luego de unas certeras embestidas, llegaron por tercera vez al orgasmo. Llenándose así de eso a lo que llaman éxtasis.

Ambos cayeron a la cama rendidos. Sus respiraciones eran muy irregulares.
Sus miradas se encontraron, la sonrisa de Takao apareció, sacándole así una mini sonrisa a Midorima.

-Te amo, Shin-chan.- Susurró el chico mientras dejaba un casto beso en los labios ajenos. -Y-Yo también, Takao.- Susurró avergonzada la peliverde, mientras tomaba la manta y cubría la desnudez de ambos, para así poder dormir juntos.

30 Días de OTP MidoTaka.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora