°Mundo Alterno° 〜Azmo+Rin+Sessh〜

°Nuestros planes acerca del futuro°

Rin retorcía sus dedos entre sí, con las manos a la altura de su vientre, mientras sus pasos se detenían frente a las enormes puertas dobles de madera.

—Su alteza —ambos guardias hicieron una reverencia ante su presencia.

Rin les sonrió y exhaló suavemente antes de que las puertas frente a ella fueran abiertas.
Habían pasado unos cuantos días desde lo que había sucedido ese día en la torre y, aunque se había encontrado con ambos al mismo tiempo, había sido difícil estar a solas. Y aunque hubiese tenido la posibilidad, la manera en la que se sentía, le hacía tensar el cuerpo.

Estaba tan nerviosa.
Tan temerosa.
Se sentía tan… confunda.

Era realmente extraña la forma en la que trabajaba el cerebro.
Ese día en la torre se había dejado tomar por ambos, de muchas maneras inimaginables. Y había experimentado algo que ni siquiera creía existir.
Pero cuando el deseo y la lascivia del momento se consumía, y la realidad volvía a formar parte de su vida, todo se volvía confuso.

No sólo su mente.
Su corazón también se sentía en tormenta ante los Miles de sentimientos experimentados.

¿Era esta una forma de amar?
¿O todo había sido por el calor del momento…?
¿Sesshomaru estaba realmente de acuerdo con esto?
¿Azmodan se sentía cómodo?
¿Qué era lo que ella sentía?
¿Era correcto siquiera detenerse a analizar sus sentimientos?

La cabeza comenzaba a darle vueltas ante la confusión. Y es que ninguno de los dos hablaba de lo que había pasado, ni siquiera sobre cómo serían las cosas a partir de ese día.
¿Debía comportarse de manera normal?
¿Debía cambiar algo?

Sesshomaru había dicho que todo quedaría ahí, y no se hablaría más del tema. Sin embargo esa noche al regresar al palacio, ambos la habían besado. La habían tocado. Y se habían vuelto uno con ella en la habitación del Emperador.
A la mañana siguiente, ella fue despertada por Jun, quien le había llevado el desayuno por orden del Emperador.
Después de eso, no se había tocado el tema, ni siquiera cuando se encontró con ambos esa misma tarde.

Suspiró casi derrotada por todo el trabajo mental y el desgaste emocional que el tema le ocasionaba.
Con el ceño fruncido la mirada de Rin se enfocó en la vista a unos metros frente suyo, una vez las puertas estuvieron abiertas.

Sesshomaru, detrás del escritorio, levantó la mirada hacia ella y Azmodan, de pie a su lado, hizo lo mismo con una sonrisa en los labios.

Rin les miró a ambos sin poder evitar que sus mejillas se sonrojaran.
—Ah… —murmuró nerviosa mientras entraba al despacho y las puertas se cerraban por detrás suyo— ¿Sucede algo, su majestad? ¿Mandó a llamar por mí? —preguntó mientras veía a Sesshomaru ponerse de pie y caminar hacia su dirección.

—Quería que estuvieras aquí —murmuró una vez frente a ella y cerca de sus labios.

Rin miró de reojo a Azmodan; él sonreía complacido ante la vista mientras rodeaba el escritorio para sentarse en el borde de éste. Cerró los ojos y correspondió a ese beso algo avergonzada.
Más que por la escena que hacían, por sus pensamientos en ese momento.

Sesshomaru se apartó de ella lentamente y la observó un segundo; sus mejillas rojas y el brillo en sus ojos, le hizo sonreír.  La encaminó junto a él hacía el asiento pero al pasar cerca del mago, éste tomó la mano de Rin haciéndola frenar.
El Emperador miró de reojo y, tranquilamente, soltó la mano de su prometida para dejarla acercarse al otro hombre en el despacho.

Rin tragó con dificultad, miró a Sesshomaru tomar asiento y observar mientras Azmodan halaba de ella para que se posara frente a él entre sus piernas.