Las motas de polvo flotaban como burbujas de mar a través del brillo del sol. Bailaban entre ellas hasta aterrizar en la blancura de suelo. Cuando el polvo se le hizo aburrido, posó su mirada en las cristalinas ventanas, si miraba bien podía ver la marca de dedos manchándola, presenciándola como si fuera un crimen que algo tan puro estuviera así de sucio. Arrugó su entre cejo y pensó luego de reflexionar, ¿dónde estaba toda esa terrible suciedad de la que tanto presumía su compañero Lida? Quería mucho a su amigo, pero en ese momento deseaba que no hubiera abierto la boca como lo hizo aquella mañana.No podía culparlo. Nadie veía tanta suciedad a nivel de los ojos críticos de Lida como el tanto le reclamó luego de derramar su jugo de uva. Ese jugo que le había costado un día de sus ahorros solo para derramarlo por algo sin importancia.
Mientras la clase del maestro Cementoss avanzaba, Ochaco recordó que después de sus prácticas de héroe tendría que limpiar el salón: desde las telarañas del techo hasta la mínima mugre pegada al suelo.
Pensó que, si Midoriya no hubiera llegado de esa manera con ellos, con ese cabello rizado azotado por el viento, sus labios fruncidos y sus dedos retorciéndose entonces sus nervios no se hubieran disparado como un cohete a la luna. Ella junto con Lida acudieron rápidamente con él preguntándole del porqué de su estado. El chico peli verde palideció de pronto, ellos sintieron que el ritmo de su corazón al nivel de un terremoto. Midoriya abruptamente tartamudeó como si le fuera difícil pronunciar una palabra. Él les dijo:
-¿P-podrían pr-prest-tarme cien yenes?
Uraraka soltó un suspiro que aguardaba en su pecho por salir, preparándose por si se convertía en un gemido de angustia. Lida apretó sus labios como una línea y luego comenzó a regañar a Deku por llegar de esa forma. Deku se excusó en que esa mañana se le había hecho tarde y a causa de ello olvidó su dinero del almuerzo. No le habían dado permiso de ir al edificio para tomarlo; entre sus labios temblorosos les explicaba que le daba mucha vergüenza pedirles dinero. No tenía la suficiente confianza de pedirle a alguien más excepto a ellos debido a que son sus mejores amigos.
En cuanto Ochaco oyó la palabra "amigos" perdió el interés de seguir escuchando. Cuando estaba por voltearse para ir a su pupitre Lida exclamó de pronto:
-¡Uraraka-san, derramaste el jugo por toda la mesa!
A Uraraka apenas le dio tiempo de reaccionar. Dio un brinco del susto mientras los vellos de los brazos, nuca y su cabello de chocolate se erizaban ante el estruendoso grito de él. Todos voltearon a mirarlos en ese momento, algunos reían y otros ignoraban luego de presenciar como pasaba un reclamo de un muchacho a ella; entre la pena de pedir con temor algo sin importancia en en el caso de Midoriya, y la no manera de dejar las cosas en la parte de Uravity. Ambos querían que se los tragara la tierra. Más que nada por los movimientos extravagantes de Lida y su tono de voz tan mandón como siempre a diferencia que, los reclamos y llamadas de atención volaban por todas las oraciones del muchacho. Tanto era así que no notó la presencia del maestro Aizawa. Al parecer en el asunto del maestro, los tres estaban ignorándolo aún así cuando les dio la orden de sentarse (que no escucharon debido a las oraciones agotantes del delegado de la clase)
Les dio de castigo de limpiar toda él aula; de arriba hacia abajo, ventanas y puertas también, lo harían después de terminar sus prácticas de héroe. Lo único bueno era que no harían sus tareas si no hasta el día siguiente para evitar que salieran de sus habitaciones al terminar sus deberes. Ya no tendría que preocuparse si Mina o Hagakure le cuestionaban sobre su misión, ya tenía planes para esa tarde.
Respiro profundo y dejó salir esa aire acumulado en un bufido lleno de aburrimiento. Aún no empieza su castigo y ya estaba cansada de solo pensar en ello. Dejó caer su frente sobre sus brazos apoyados en la mesita del banco. Mientras escuchaba como Bakugo discutía con Deku sobre quien presentaba de mejor manera el resultado de una operación en el pizarrón; era raro ya que Bakugo siempre le ganaba en aquello al joven peliverde. Lo ignoró y se concentró de nuevo en las ventanas con los marcos plateados cubiertos de polvo.
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¿Qué podría salir mal?
Fanfiction¿Qué es lo que hace Bakugo todas las noches? Era una pregunta qué últimamente sus compañeros se estaban cuestionando, pero nadie había tenido la valentía para saberlo por miedo a su reacción, a todo el mundo parecía interesarle los asuntos personale...