𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 & 𝐇𝐄𝐋𝐋𝐅𝐈𝐑𝐄.

ՙ ՙ⠀⠀⠀𝗣𝗥𝗢𝗟𝗢𝗚𝗢.

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- Este bebé es bueno, Castiel. Puedo sentirlo. - Dijo, Kelly.

Quien sentía que llevaba seiscientos años embarazada. Ella presionaba su vientre, e intentaba respirar pausadamente para calmar sus contracciones.

Castiel se acercó a Kelly, preocupado. Parecía un mal chiste del universo como todo el mundo los estaba persiguiendo, para matarlos tanto a Kelly como a Castiel y apoderarse de la criatura nefilim.

Los ángeles muy seguramente deseaban matarlo y los demonios querían reclamarlo para criarlo a semejanza de ellos, y luego proclamarlo como el nuevo rey del infierno, quien gobernaria junto con Lucifer.

Eso último asumiendo que aquel bebé nacería malvado. El ángel, en un intención de querer ayudar a Kelly, la sostuvo por sus hombros, y sin esperarlo, todo su ser se vió succionado en una visión. Una visión que no fue provocada por él, sino por lo que se gestaba en el vientre de Kelly.

Hasta la última vena del recipiente del angel brilló en el dorado más resplandeciente, y así sus ojos también.

- ¡CASTIEL! - Gritó Kelly, muy asustada.

Castiel intentaba sostener la cabeza y así mismo también, ya que sentía que estaba al borde de explotar. Su corazón latió a toda velocidad, por lo que su cuerpo estaba sintiendo y por lo que vió. Castiel no fue capaz de soltar a Kelly, sino hasta que aquel mensaje habia acabado, como si su ser entero estuviera irremediablemente doblegado a lo que eso dijera.

Castiel cayó bruscamente al suelo cuando eso lo había soltado y cuando Kelly se habia acercado para ayudarlo, Castiel fue cuidadoso de siquiera tocarla un poco, ya que no quería volver a ser arrastrado a aquello que habia experimentado hace tan solo unos segundos.

- ¿Qué ocurrió? - Preguntó, Kelly, preocupada.

Fue difícil para Castiel siquiera argumentar palabras al principio. Se encontraba hasta sudado y negaba con la cabeza constantemente, en shock, y tenia una expresión. . . como si hubiera visto la peor premonición del mundo entero.

Kelly frunció el ceño cuando las lágrimas invadieron sus ojos.

- Castiel, me estás preocupando. - Dijo ella, envolviendo a su creciente vientre con sus brazos. - ¿Está bien mi bebé?

Castiel, al regularizar mejor su cabeza y sentidos, la miró directamente a los ojos, aún conservando aquel semblante de preocupación.

- Hay dos. - Pronunció Castiel.

- ¿Qué?

- Hay dos bebés gestandose en tu vientre, Kelly. Vas a tener gemelos.

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