La llegada

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El día de la "esperada llegada de su hermana"(nótese el sarcasmo)llegó. Como siempre,Petunia tuvo que quedarse a esperarlos,si esperarlos, porque todos excepto ella, fueron a por Su hermana. Estaba en el sofá a esperar.

Unas luces de auto interrumpieron su silencio,la puerta fue abierta, una joven morena de ojos cafés y pelo negro entró seguida de una joven rubia de ojos café claro y, detras de ella, venía Lily quien venía con una sonrisa en el rostro, sonrisa que al voltear a verla desapareció

-Petunia—saludo de forma  seca, Petunia sonrió débilmente y le asintió. Se levantó del sillón donde se encontraba y comenzó a caminar hacia las escaleras

-Me da gusto verte Lily- murmuro mientras pasaba al lado de su hermana. Estaba apunto de subir al segundo piso cuando la voz de su padre la detuvo. Se paro en seco para voltear a verlo

-Petunia! A donde crees que vas? No seas grosera, ven a saludar--Su padre la regañó con voz firme, con un suspiro de cansancio, petunia bajo las pocas escaleras que había logrado subir y se acercó a las chicas que estaban entrando por la puerta

-Un gusto soy Petunia-— Saludo de manera fría. Observando con atención cualquier movimiento sospechoso por parte de las brujas, no confiaba en ellas por lo que no bajaría la guardia.

-Hola soy Dorcas-saludo alegre mientras extendía su mano, Petunia, por acto de reflejo dio un paso atrás. La morena inclinó un poco la cabeza pero no pregunto nada, bajando su mano en el acto.

-Yo soy, Marlene-La rubia no trato de caerle bien, eso era seguro. Se presento de manera seca y no extendió su mano. Este acto fue agradecido de manera silenciosa por Petunia quien se dio la vuelta para ver a sus padres, sabía que mientras estuvieran ellas en casa, no podrían negarle nada.

-Mamá, me permites salir un rato?—cuestiono mirando a su madre con una sonrisa muy bien fingida. Sabía que , no importaba que, no podrían negarse.

-A qué?—la voz de su madre salió de manera apresurada, mirándola de manera sospechosa esperando cualquier comentario que pudiera arruinar la felicidad de su pequeña Lily.

-Unas amigas me invitaron a comprar ropa —Explicó de manera simple, su madre la miro sorprendida ante esta declaración pero antes de que pudiese decir nada su papá se adelantó

-Amigas?,tú no tienes amigas—La mirada de su padre era una advertencia clara, no quería escándalos.

-Son unas amigas que hice en el súper la otra vez—Lo miro de la misma manera, su mirada diciendo haré un escándalo. Su padre suspiro y volvió a verla con una mirada de molestia.

-Esta bien—acepto a regañadientes, su madre lo miro sorprendida pero no comento nada. Petunia sonrió con suficiencia y lo miro de manera burlona

-Gracias, papá—Petunia subió a cambiarse y cuando bajo vio a todos riendo desde la escalera.

-Ya me voy—murmuro,sus padres respondieron moviendo la mano,suspiro y salió tan rápido que no sintió la mirada de las amigas de su hermana.

-Uf,que frío-se quejo mientras frotaba sus manos,el centro comercial estaba como a 15 minutos de su casa a carro, 30 a pie y ella iba a pie. Lo malo no era el frío, ella amaba el frío ,lo malo era pasar por la hilandera, siempre intentaban fastidiarla.

Comenzó a bajar la colina y se pudo ver el cambio de ambiente. Las casas eran un desastre, no tenían postes de luz, algunas casas no tenían ventanas, otras ni siquiera tenían puerta, las calles estaban llenas de baches.

-Tuni !-escucho detras de ella. Se dio la vuelta para ver a una joven de tez blanca, pelo café obscuro y ojos del mismo tono. La miro con una sonrisa sincera en sus labios. Estiró su mano moviéndola de lado a lado

Petunia EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora