El origen de la Madre de Agua

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Esta leyenda nos lleva a la época de la conquista en territorio colombiano.

La ambición de los colonizadores no solo era fundar poblaciones, sino también someter a las tribus indígenas para apoderarse de sus riquezas y abusar de las comunidades que visitaban, dejando claro así su poderío. Así, un conquistador español, realizó una expedición por el río Magdalena desde Santa Fe, en compañía de un grupo de soldados.

Guiados por indios de la zona, descubrieron un poblado que resultaba ser el sitio perfecto para sus fechorías. Los soldados del conquistador, apresaron al cacique de la zona: un hombre fornido con una actitud arrogante, pero también muy valiente. El líder de aquellos indígenas estaba ofuscado porque no lograba entender el idioma y el colonizador simplemente se limitaba a hostigarlo sin lograr mayores avances.

Cansado de la actitud del cacique, el colonizador español ordenó que amarraran y azotaran a ese indígena hasta que confesara donde guardaba las riquezas de la tribu. Mientras los soldados se ocupaban del indio, el capitán de los conquistadores optó por explorar el territorio.

La hija del avaricioso capitán, observó todo el maltrato que el pobre cacique recibió y en sus ojos pudo notar que era un ser valeroso y noble;
sentía que debía ayudarlo.

Cuando el español se fue a explorar la zona, la joven corrió hasta un soldado que custodiaba al cacique y pidió que dejaran de someter al hombre de tan horribles abusos, y le exigió al verdugo que lo dejara en libertad. El vigilante sabía el temperamento de su jefe y se resistió a los berrinches de la muchacha; sin embargo, ante su dulce insistencia, decidió liberarlo.

El cacique observó a la joven: de una cabellera dorada, una piel blanca como las perlas del fondo del mar y unos ojos claros que lo dejaron totalmente prendado. Ella estaba fascinada por el hombre macizo que acababa de liberar y entre ambos surgió una leve conexión, como si de amor a primera vista se tratara.

Juntos, se internaron en la espesura de la isla. Aunque el hombre no entendía porque había sido liberado, no podía ignorar la belleza que, frente a sus ojos, se desplegaba. La veía demasiado hermosa y, para ella, aquel indígena era bastante atractivo. Ya alejados de la comunidad, ella decidió besarlo, justo cuando ya estaban en lo profundo del bosque.

—Huyamos, quiero estar contigo —pidió la chica.

No obstante, aquel hombre no entendía lo que quería trasmitirle, pero en sus ojos pudo interpretar las palabras a las que hacía referencia. La tomó entre sus brazos y cruzaron el río, hasta llegar a la choza de un amigo del cacique, el cual, les brindó refugio.

El amigo del cacique le concedió las herramientas necesarias para que construyera la choza en la que viviría con la hermosa española y también le proporcionó alimentos para los días más próximos. Allí, vivieron felices y tranquilos.

Pasaron los meses y la mujer quedó embarazada. Ambos estaban envueltos en alegría, pero la misma fue rota por una vecina que, en el pasado, había sido rechazada por el cacique. Llevada por los celos y en forma de venganza, buscó a los colonos para que tuvieran noticia de esta situación.

Esa noche, la iracunda mujer llevó la información al capitán esperando que ellos recibieran un escarmiento.

El colono, enfadado y lleno de ira, acudió al lugar por indicaciones de la mujer y fue custodiado por varios soldados. Ordenó a sus subalternos que amarraran a la pareja al tronco de un caracolí que se encontraba a la orilla del río y, posterior a ello, el bebé fue despojado de los brazos de su amorosa madre.

—Morirás indio asqueroso —pronunció el capitán—, no voy a permitir que alguien de tu raza manche mi descendencia, tú no eres parte de la nobleza.

Entregó al pequeño a un soldado y éste lo arrojó a la corriente del río sin un hilo de sensibilidad. Los padres de la criatura chillaban y forcejeaban para rescatar al fruto de su amor, pero no pudieron hacer nada.

Finalmente, ordenó liberar al cacique y a su rebelde hija; les esperaba un cruel destino. El indio fue decapitado ante los ojos de la joven rubia, ella luchaba a grito herido para ser liberada, era demasiado sufrimiento que debía soportar. No solo había perdido a su hijo, sino también al hombre del cual se enamoró.

Llevada por el dolor, se arrojó al río y perdió la vida en su triste intento por encontrar a su hijo.

*

Con los años, la leyenda de la mujer que se ahogó en el río, se volvió popular entre la población que rodeaba las aguas del Magdalena, decidieron llamarla: la madre de agua.

Los lugareños dicen que se oye una canción que proviene de las aguas; ya sean ríos, lagos o quebradas, ella aparecerá en las noches tranquilas y estrelladas. Luego, esta hermosa mujer de cabellos dorados y ojos cristalinos, hará presencia ante su víctima. Dicen que seduce e hipnotiza a los jóvenes produciéndoles somnolencia e inconsciencia como si su mirada tuviera poderes mágicos.

Los jóvenes, atraídos por sus encantos y por esa extraña música, la siguen hasta el agua hasta donde pierden su vida. Quienes la han visto y han sobrevivido; dicen que, en las quebradas la ven cabalgando en enormes cocodrilos, descansando sobre peces coloridos o sobre delfines rosados; en los lagos, la ven acostada en el fondo coqueteando y ganándose la atención de los curiosos, quienes hechizados la contemplan, mientras desfallecen o se lanzan a las profundidades de las aguas donde luego terminan ahogados.

Los sobrevivientes, manifiestan haber sentido entumecimiento en el cuerpo, fiebre y alucinaciones. Los adultos, conocedores del tema, dicen que la única forma de romper el hechizo de un joven que se ha salvado de las garras de la madre de agua, es orando; pero son muy pocos los que logran esta hazaña.

Saludos a todos

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Saludos a todos.

Al leer viejos comentarios y ante la inminente trascendencia de este pequeño relato y todos los logros alcanzados con el mismo, quise traerles el origen del mito contado con mis propias palabras, obviamente, recolectando información de varias fuentes, pero imponiéndole mi propio estilo.

Hay algunas fuentes que mencionan que la mujer era indígena, que el hijo del conquistador es quien la ayuda a huir, pues pretendían ejecutarla; luego de la huida, ellos se enamoran y, posteriormente, la mujer queda embarazada. También, la variación es que, el colonizador mata a su hijo por traidor, arroja el bebé al río y la mujer desesperada se arroja a salvarlo, pero mueren los dos llevados por la corriente. De cualquier forma, la esencia sigue siendo la misma: una alma en pena por haber perdido a su hijo y al hombre del que se enamoró.

Espero les haya gustado y muchas gracias por el apoyo.

Madre de Agua © (Relato corto) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora