Cαρíтυℓσ 3

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Cαρíтυℓσ 3

La mujer que acababa de sentarse en

la silla del escritorio principal alzó

la mirada. Los ojos azules

recorrieron descarados a Nicholas.

Perfecto dios griego, podría hacer

mojar el tanga de cualquier mujer

con solo mirarlo. Una camisa de

tirantes negra, ceñida, que dejaba

ver los músculos del brazo y daba a

imaginar que abdomen tendría…

unos pantalones del mismo color, no

eran estrechos. Y unas botas

militares.

La secretaria se movió en su

asiento, era un hombre excitante.

Lo miró a los ojos, intentando

recuperar la compostura.

-          Ho-hola… ¿Lo puedo ayudar

en algo?

-          Ajá. – dijo con un tono

ronco, vacilante. – Quiero hora con

la señorita

________. Necesito urgentemente

que me trate la espalda.

La secretaria miró en la agenda.

-          Bueno… ¿para cuándo lo

quiere?

-          Para ahora mismo. – la mujer

abrió algo los ojos.

-          Oh… creo que esta hora… -

recorrió con el dedo la agenda. – Si,

está libre.

-          Entonces ¿puedo pasar ya? –

dijo con una esplendida sonrisa que

terminó de aturdir a la secretaria.

-          Sí, claro, claro… - dijo

hundiendo los ojos en los labios de

Nicholas.

-          Gracias.

Disimuladamente, colocó una micro

cámara en la parte posterior de la

mesa de la secretaria. Luego se

dirigió a la puerta donde ponía

‘espere su turno’. Entró sin avisar,

sabiendo que aun era observado por

la rubia secretaria.

-          Madre mía. – susurró

observando la espalda y trasero de

Nick.

_______ no se dio cuenta de que

alguien había entrado en la clínica. Y

A esa hora no venia prácticamente

nadie. Así que se había dispuesto a

cambiarse.

Nick se encontró en un pasillo, no

muy largo. Dedujo que era la primera

puerta a la derecha. ‘Dra ________

(tuapell.)’. Nick entró sin picar a la

puerta. Se encontró con la mujer de

antes, Ahora solo en ropa interior.

_________ se giró, sobresaltada.

Nick no pudo evitar quedarse

mirándola. Unas curvas

perfectamente hechas para que él

pasara la lengua. Pechos firmes

enfundados en un sujetador gris, del

mismo color que el tanga, que

dejaba a la vista unas buenas

nalgas. _________ se tapó con su

bata de masajista.

-          ¿Se pensaba quedar

mirándome todo el día como un

baboso? – le espetó

_______, cabreada y sonrojadísima.

Nick se rió. Además con buen

carácter. Eso le ponía.

Mega maratón de protegeme! 1/15

protegeme.. {nick y tu hot} TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora