Sol de ayer

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Las historias suelen empezar así, con una hermosa luna de abril que ilumina los caminos de dos personas estinadas a conocerse, esta no es la excepción
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La lluvia caía sin piedad sobre la tierra esto no le preocupaba al cielo o a las nubes, entre todas las miles de personas que esa fría agua atormentaba se encontraba aquella señorita de pie sobre la acera, no sostenía ninguna sombrilla para protegerse es más parecía no inmutarse ante el frío que la atacaba

A lo lejos un par de hermanas caminaban mientras entre risas la menor notó a aquella peculiar joven, llevaba el mismo uniforme que ella, estaba de pie tan recta y perfecta que le pareció la más preciosa escena, sin titubear ni pensarlo demasiado se acercó cubriendo con su sombrilla amarilla a aquella joven, deteniéndose a mirar descuidadamente cada rasgo de su rostro

aquella extraña jovencita la miró clavando el café de sus pupilas en ella

-Gracias- susurró sin apartar la mirada de ella

-Linda- balbuceó, ganándose una mirada de desconcierto por la chica cuya ropa estaba empapada

-quiero decir, La luna, Es linda- hablo con dificultad mientras Rogaba internamente que no notarán el carmín de su rostro.

Una pequeña risa que le aprecio adorable escapó de los labios de la chica,
-Si, es una linda luna- afirmó con tranquilidad

-Soy Eda, Eda Clawthorne- Dijo mientras estiraba la mano libre que tenía

-Camila Noceda- respondió acercando su mano y estrechando la de la otra chica

...

Así comienza la historia, Con un par de chicas que se conocieron bajo una hermosa luna y una tormenta

Ambas provenían de familias acomodadas, Ambas tenían un futuro asegurado, ambas tenían miedo, ambas amaban el jugo de manzana, ambas miraban de una manera que te haría apartar la mirada, ambas amaban la luna de abril.

Poco a poco entraron en el corazón de la otra, Eda era impulsiva era como la dinamita siempre a punto de hacer estallar todo, su cabello naranja era como el sol, su piel blanca como la leche, amaba el desconcierto, amaba lo desconocido, amaba el café, pero no el sabor que tenía pues para ella era demasiado amargo, sí no más bien a quien le recordaba, cuando creciera estaba destinada a encabezar a su familia, Sus padres eran dueños de viñedos y fábricas por todo el mundo.

Camila era tranquila como la brisa una tarde de enero e igual de reconfortante, su cabello era negro como la noche, Su piel era canela tan suave y linda, amaba saber sobre todo todo el tiempo, amaba tener el control, amaba la miel, pero no su sabor pues para ella era demasiado dulce, pero amaba a quien le recordaba.
En su vida los fármacos y quirófanos eran cosa de todos los días, su familia estaba conformada por cirujanos conocidos mundialmente, además de ser dueños de diferentes hospitales de renombre y algún día ella sería dueña de todo, fallar o quedarse a medio camino no era una opción, la mediocridad era castigada con mano de hierro.

Ambas siguieron sosteniéndose mutuamente, Eda no volvió a dejar que Camila esperara bajo la lluvia, Camila ayudó a Eda a mantenerse en control, Ambas se siguieron mutuamente, ambas se conocieron.

Con el tiempo ambas empezaron a crecer, A los 12 eda llevo a Camila a viajar a la ciudad de a lado, aunque omitió avisar a sus padres.

A los 15 Camila le dio su primer par de tacones a Eda, la obligó a ponerse un vestido y bailó con ella en el techo de la escuela, solo ellas dos.

A los 17 cuando ambas debían escoger sus carreras y Eda entró en crisis Camila estuvo ahí con ella, esa tarde y aún contra los decesos de su amiga eda bebió su primera cerveza y con ayuda del coraje que el alcohol le dio a los 17 le dio a Camila su primer beso.

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