Dulce Deseo Entre Sueños /Parte 1

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ALEX:
6 de Noviembre
2022

—¿Me estas diciendo que tengo que ir hacia su casa, presentarme e invitarles a Cenar? —pregunté medio perpleja, por lo que mi madre acaba  de pedir.

—Si Alex, es lo que te acabo de pedir.

¿Pero que demonios le pasaba por la cabeza a esta mujer?.
Apenas habían llegado los nuevos Vecinos y ya me estaba pidiendo que fuese y me presentase ¡y los invitara   a cenar! ¡COMO SI DE VIEJOS AMIGOS SE TRATARA!.

Ni si quiera había podido verles la cara cuando mamá cruzo la puerta de entrada con una sonrisa diciendo "los nuevos vecinos son muy amigables"
"me acabo de ir a presentar".

Y en su cabeza descolocada se creía que yo era igual o más social que ella.
Y eso, era evidentemente una Estupidez. Solo se necesitaba una vista a mi persona para notar que no me interesaba para nada el hablar con nadie veamos: Cara de "Acércate, tocame, hablame y te arrepientes a él instante" si, mi rostro está 24/7 con cara de pocos amigos, pero hey, eso es normal si te desvelas a altas horas de la madrugada para a él día siguiente tener que despertar eh ir a un instituto de Jóvenes hormonales llenos de cotilleos criticandose los unos a los otros. Mi vestimenta no dejaba nada a la imaginación de nadie, amenos que te guste alguien que lleve por lo usual vestidos blancos que siempre van por debajo de la rodilla. Bueno esa era la vestimenta de casi todas las chicas de él instituto.
Así que solo me resaltaba por una cosa, mi cabellos de un color  entre rojizo y zanahoria, si me llevaba varias miradas de chicos y chicas a él pasar por los pasillos de aquel instituto.
Pero ese no es el punto.

—No, ni de joda —le respondí por fin a mi madre que se encontraba sentada frente a mi en un sofá— Perdón pero no.

—Alex, hija —comenzó, y diablos ya sabía hacia dónde iba esta conversación— lo siento, pero no es una pregunta. Es una orden.

Finalizó aquellos con tono severo, levantándose de él sofá.
Y no podía decir que no, era una orden, tenía que obedecer. Tenía que hacerlo.

Imite su acto poniéndome de pie yo también mirándola de reojo con Frialdad mientras caminaba hacia la salida.

—Alex —me llamó antes de que saliera por la puerta. Me detuve y la vi por el rabillo de él ojo, indicándole que la escuchaba— Feliz cumpleaños.

Inale y solté un suspiro de sorpresa ante aquello.
Vale, lo recordaba aún.
Asentí en un movimiento de cabeza y salí de la casa.

Ya fuera de esta me recargue en la puerta blanca haciendo fuerzas para que las lágrimas no brotaran de mis ojos.

Los cumpleaños no valen si ella no esta. Maldito sea ese día en que se desmoronó y no aguanto callar más.

Lentamente abrí los ojos para tranquilizarme y evitar un Ataque de pánico. Conté hasta diez.

Mientras contaba caminaba sobre la acera a paso lento hacia aquella misteriosa casa recién comprada. Vivía en un vecindario realmente agradable, con casas grandes, espaciosas, elegantes y realmente hermosas que te dejaban un ambiente familiar.

Esa casa en especial era una de las más grandes, era de él tío Josef. Antes de venderla a aquella familia  (por lo que se) solíamos pasar todos los domingos en la piscina Mel, Marco y yo. La extrañaría.

Sin darme cuenta ya estaba frente a aquella puerta blanca. Respire hondo, arregle mi cabello que estaba atado en un trenza larga que terminaba en mi cintura, acomode las arrugas inexistentes en mi vestido blanco y finge la sonrisa más amigable e inocente.

Presione el timbre de la casa esperando a que alguien pudiese abrir lo antes posible. Cinco minutos de espera fueron suficientes para que se escuchara la manilla de la puerta girar, para después visualizar a alguien frente a la puerta.

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