Las vacaciones llegaron, la pereza y el apetito se volvían más grandes cada día, bastante justificable, qué más hacer encerrados y estando solos con pantallas como único entretenimiento todo el rato, no me quedaba otro remedio más que poner mis series pendientes a ver y comer rico todo el día.
Mi padre me habla de repente al estar desayunando y me abruma con la noticia inesperada de que dentro de unos días 3 primos vendrán a quedarse con nosotros por cuestiones económicas de sus padres. Lo último que supe de esos 3 primos es que eran super atléticos y machistas, algo que para nada me cae bien, por lo que me puse a pensar que de seguro será muy molesto tenerlos viviendo 24/7 conmigo, sufrimiento obligatorio.
Decidí aprovechar estos últimos días, me la pasé hablando con mi novio y amigos todo el rato por celular antes de que mis primos llegaran y no me permitieran hablar a gusto, vídeollamadas cada noche y ocasionalmente durante mañana/tarde. Ya me estoy acostumbrando al sexo virtual, resultó ser bastante funcional, personal y seguro jaja.
A los 8 días que mi padre me diera la noticia de los nuevos inquilinos llegaron, y vaya que obtuve una sorpresa. Mis primos no estaban en lo absoluto a como los recordaba, estaban gordos, bastante pálidos y con una vibra bastante agradable y calmada, antes solían ser los típicos que iban al gimnasio, jugaban fútbol y que se la pasaban molestando gente; el que estuvieran viviendo unos años en USA les cayó bastante bien en cuanto a los atributos molestos que tenían en su persona.
El mayor de ellos se llama Rafael (le decimos Rafa), 25 años, él sigue siendo moreno pero mucho menos a como solía estar con la piel quemada dorada que tenía antes de jugar tanto fútbol, es el que se ve más delgado de los tres. Sus padres lo tienen como un flojo mantenido ya que no estudió la universidad y siempre ha sido muy vago.
Alejandro, de 22 años, que es el del medio, es el que llegó más gordo de los 3, solía ser lampiño como sus otros dos hermanos, pero regreso con bastante vello en todos lados, incluyendo su rostro ya que poseía una barba completa cerrada. El galán de la familia basándonos en rasgos faciales, también era el más molesto, en el pasado buscaba pelea a todo aquel que pudiera intimidar fácilmente, pero regresó con una actitud bastante calmada.
El 3er hermano Adolfo, el más pequeño, de piel blanca como su hermano Alejandro pero con una palidez un poco molesta, de 18 años, tiene una complexión similar a la de un señor, ya que cuenta con una prominente panza la cual por algún motivo no se le ve mal, muy buena genética, me hace sentir celoso incluso cuando yo estoy en mejor forma jaja
Llegaron, los 3 se instalaron en la habitación más grande de la casa donde dormirían los 3 juntos en colchonetas para ahorrar espacio y recursos.
Con el pasar de los días hablé mucho con ellos y cada uno me compartió la forma cómo había afrontado la pandemia, cómo les afectó y tal, para mí sorpresa a todo le veían el buen lado, comentaron que sienten bien el estar llevando la vida de un oso en invierno, comiendo mucho antes de que llegue el momento de dormir todo el día jaja, decían que ya estaban acostumbrados porque en USA la comida rápida es muy barata y porque por las balaceras múltiples de los últimos años estaban llevando clases en el hogar, ocasionando que llevaran una vida un poco más sedentaria de lo normal.
La convivencia ha sido buena, mi padre encarga demasiada comida todos los días, sabe del buen colmillo que poseeemos todos los que vivimos en su casa.
Un día de la nada Rafael dijo que mi padre le dio una tarjeta ilimitada para que compraramos la comida que quisiéramos a cualquier hora. Motivo por el cual decidieron comprar cerveza, mi primera vez probándola, no está nada buena siendo sincero pero el sentirte mareado te tantea bonito jaja
Así pasaron las semanas, hasta que un día me padre me levantó temprano y me dijo que lo acompañara a unas cosas de su trabajo, a recoger material de computo, un hardware que necesitaba, me fui a despertarme al baño, desayuné y luego fui a cambiarme, he ahí mi sorpresa porque no importa que con más fuerza que apretara mi panza y me aguantara respirar mis pantalones no me cerraban, ninguno!!!
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Me desesperé, cómo puede ser posible que ninguno de mis pantalones no me quedara, en eso entra Rafael, y dice:
Qué pasa primo, creías que comiendo todo el día no te iba a pasar nada, mírame a mí jaja.
Rafael se me queda viendo a mis pantalones unos segundos y me dice:
A poco eras tan delgado, la talla 28 es para niños primo, ya era hora que crecieras jaja
Por algún motivo eso me hizo sentir mejor, es cierto, al quitarme los pantalones me di cuenta que eran prendas muy pequeñas, talla 28 es algo muy pequeño, unos kilos de más en pandemia era algo bastante normal, nada de qué preocuparme. Le comento a mi padre que si puede comprarme un par de pantalones porque los que tengo ya no me quedan, decido ir en short y me responde con amabilidad que no es problema.
Tener este tipo de apoyo me es reconfortante, sobretodo cuando siempre he sido tan crítico con mi cuerpo, se siente liberador.