treinta y cinco.

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YunHo no debía tomar decisiones sin escuchar las dos partes de la historia, ya estaba demasiado embelesado por MinGi, pero WooYoung también le importaba. y estaba allí, por esa razón, y porque quería que su sentir fuese inocente, sin culpa. porque si tenía la ligera sospecha, de que él estaba siendo el hombre más idiota del mundo, necesitaba asegurarla con la verdad, y WooYoung tenía esa verdad.

—hyung... — WooYoung había hablado con voz lúcida, mostrando en su rostro una clara expresión de felicidad por ver a YunHo. y algo como eso no podía fingirlo, él de verdad estaba feliz porque YunHo estuviera de regreso, porque lo quiso siempre, porque después de todo nadie tiene la culpa de los amores no correspondidos.

—hola, WooYoung — YunHo tampoco se había esforzado mucho en sonreírle, porque ver a WooYoung seguía causándole unas inmensas ganas de sonreír él también.

ahora quizá resultaba un poco doloroso, pero podía controlarlo si el menor reía y hablaba sobre todo lo que había hecho en esos ocho años de distanciamiento con tanta naturalidad, con tanta libertad y confianza.

YunHo disfrutó de cada detalle en las anécdotas de WooYoung, el cómo se ponía serio de repente o se avergonzaba por haber dicho algo que se supone no debía decir, pero al final, reía con él porque le gustaba ver cómo WooYoung no había cambiado lo suficiente, como para hacerlo sentir lejos del niño que conoció.

YunHo en realidad, quería escuchar y saber más, y sabía que si no lo preguntaba no lo obtendría. Y sin mucha contemplación a su incomodidad, decidió preguntar, preguntarle a WooYoung sobre MinGi.

WooYoung entonces había aminorado su sonrisa y hecho a un lado su vaso de capuchino vacío. era normal, pensó, que su hyung quisiera saber de ellos dos, y él no estaría en disposición de negarle algo a YunHo, aunque eso lo inquietara de una sutil forma, al tan sólo pronunciar el nombre de MinGi.

—él y yo, estamos muy bien, hyung... — era difícil hablar, por supuesto que lo era, porque estaba seguro de que YunHo no sabía lo que ocultaba, y tenía miedo de perder esa consideración hacia su hyung. el amor unilateral que había estado cuidando ya no era suficiente para seguir deteniendo su vida, MinGi ya había tomado una decisión, y esa era alejarse de él. WooYoung ya no tenía oportunidad u opción alguna, más que aceptarlo.

YunHo le había pedido a WooYoung sinceridad cuando éste había hecho una pausa al quedarse sin palabras. no necesitaba escuchar cosas que ya había escuchado, quería sólo, terminar de sentirse tan miserable como para convencerse de su hermoso error, y hacer algo por ello. estaba tal vez, ¿mal buscar algo así en WooYoung? quería resignación, quizá una aprobación silenciosa, un aliento doloroso pero veraz, que le permitiera aceptar lo que sentía por MinGi, y eso era algo que sólo WooYoung podía darle.

—MinGi... — WooYoung se permitió tomar aire al hacer una pausa, sentía a YunHo tenso frente a él, la mesa en la que estaban sentados de repente se sintió incómoda y el frío se hizo más fuerte —está enamorado de ti, y eso es lo único que debe importarte...

YunHo bajó la cabeza suavemente, cuando WooYoung esquivó su mirada, sus ojos se entrecerraron y con nostalgia trajo a su mente todos los recuerdos que logró recuperar. de repente estaba sentado al frente del pequeño WooYoung de nueve años, de repente él era joven de nuevo y de repente MinGi estaba en su casa, solo.

—eso no es... — YunHo afrontó una pena fugaz, porque la mirada de WooYoung se había vuelto valiente hacia la de él, y ahora él se sentía el menor.

— ¿no es lo que quería escuchar? hablaré de MinGi, entonces... — WooYoung tomó aire, y el recuento de las cosas invadió su mente por completo, estaba dispuesto a hacer entrar en razón a su hyung. — ¿recuerda que él viene de un hogar bastante roto? ¿verdad?... yo creo que las cosas para él debieron de ser más difíciles de lo que parecían... — agregó el menor, perdiéndose de repente en todos sus recuerdos, sintiendo un calor en su corazón casi doloroso —porque... ¿cómo podía sentirse seguro y feliz si no tenía una familia que se lo permitiera?

crecer, yungiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora