Rosas & Champaña

II

El destartalado edificio de cinco pisos, que se dice que fue construido durante 100 años, era lo suficientemente viejo como para apenas soportar la amarga tormenta de nieve que sopla cada invierno, y mucho menos un ascensor. Las ventanas ruidosas y oscilantes parecían chirriar y toser en su cuerpo senil. Pero de alguna manera soportaban cada año con una fuerza asombrosa.

"Espera un poco más. Tengo otros cien años de vida".

La anciana, dueña de la pensión, sentía un fuerte cariño por el viejo edificio que había comprado con el dinero que había acumulado a lo largo de su vida, lo recordaba siempre como si fuera una niña. Mientras la ventana temblaba con el fuerte viento que soplaba, Lee Won sonrió amargamente a la familiar espalda de la anciana que golpeó el alféizar de la ventana como
de costumbre y murmuró para sí misma .

"Es un edificio  ha vivido más que mi abuela".

Su rostro sonriente se reflejó en la presencia de la anciana cuando volvió a mirarla.

"Es un edificio que sobrevivirá".

Como siempre, Lee Won se acercó a ella a la ligera y le besó su cabello gris.

"Es un poco tarde. ¿Tuviste un mal día hoy?"

"¿Hay algo diferente? Es casi la hora de cenar. Lávate y baja".

Lee Won estuvo de acuerdo sin decir nada y subió directamente por la puerta trasera que conducía a la cocina. Incluso para Lee Won con piernas largas, las empinadas escaleras de un edificio de 100 años no son una buena combinación. Esto es especialmente bueno para las abuelas con artritis.

Gracias a esto, el primer paso que da la calle está conectado con la habitación de la abuela detrás del antiguo café. Su habitación estaba arriba. Debido a su peso ligero , puede saltar escaleras altas con facilidad, pero esta escalera vieja le da una sensación de tensión y emoción en todo momento.

La razón por la que él,  estaba usando el último piso, fue porque se trasladado al segundo cuando su abuela se derrumbó repentinamente el invierno pasado. Después de eso, Lee Won subiría a su habitación a través del café en lugar de la entrada de un edificio separado. Es una de las rutinas que se ha convertido en hábito después de mudarse de habitación para revisar el
estado de la abuela e informar que ha regresado a casa, pero
afortunadamente, su salud no ha mostrado ningún signo de empeoramiento.

Al regresar a su habitación, que está siendo utilizada como oficina y residencia, Lee Won inmediatamente se quitó el traje y se puso un suéter viejo y jeans viejo. Solos dos trajes deben arreglarse cuidadosamente para la próxima vez. Con movimientos de manos rápidos y familiares, organizó el traje y lo colgó en el armario, luego bajó de nuevo.

"¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?"

A la pregunta de Lee Won, la abuela respondió con una mirada.

"Pon los platos sobre la mesa. No olvide limpiar primero".

A pesar de sus constantes quejas, él no se quejó mucho y le quitó una toalla mojada y limpió la mesa. Este tipo de cosas ahora se ha convertido en un hábito. Lee Won, quien ha estado aquí desde que llegó a Rusia, ayudó en el café siempre que tenía tiempo mientras asistía a la escuela de leyes.

Todavía era lo mismo hoy. La actitud de la abuela, que al principio era fría, se acostumbró al cabo de un tiempo, y con el paso del tiempo se fue calentando como la sangre y empezó a ocuparse de las pequeñas cosas así como de las comidas. Lee Won nunca se sintió insatisfecho con ella, ya que era muy consciente del profundo afecto que había escondido en el pequeño regaño.

Ahora, como familia, comer juntos dos o tres veces al día se ha convertido en una rutina diaria. De la misma manera, Lee Won era como un nieto de la abuela propietaria, que era miserable. Lee Won también la trató con sinceridad como a su propia abuela.