Era pasada del medio día cuando Eliza desempacaba las compras del mandado. El sonido del televisor de fondo reproduciendo una película al azar llenaba el habitual silencio de los fines de semana tranquilos como ese.
Tenía una rutina. Despertaba temprano y antes de que saliera el sol regaba todas las plantas del jardín. Después desayunaba algo ligero acompañado de su infaltable café. Recogía la cocina y daba una vuelta por el centro para comprar la lista de mandado que había anotado el día anterior. Algunas veces pasaba con la señora Johnson a saludarla, era una mujer de avanzada edad de la cual disfrutaba mucho su compañía. Cuando tarda mucho suele comer en un sencillo restaurante de comida casera de la cual se ha hecho amiga de la dueña.
En las tardes iría a su club de lectura donde comparten los libros leídos recientemente y sus recomendaciones. Ya en la noche cenaría algo ligero y llamaría a Alex y Kara para saber cómo les había ido en la semana.
Tres golpes en la puerta la interrumpieron. Los había reconocido. No esperaba su visita esa semana, así que la sorpresa todavía era visible en su rostro cuando abrió la puerta a pesar de saber quién se encontraba del otro lado.
—Kara, cariño —la saludó al verla—. Pensé que vendrían hasta la próxima semana.
—Quise adelantarme —Kara contestó con una sonrisa. Sus dientes radiantes y presentes en ella—. Será una visita rápida. La verdad es que te extrañaba.
Eliza sonrió ante su respuesta, muchas veces no era consiente de cuánto extrañaba a sus hijas hasta que volvía a verlas. Se movió un poco hacia un lado dejando que Kara pasara.
—¿Vienes sola? —cuestionó al no ver ningún auto aparcado ni a nadie más afuera. No era común que Kara viajara sola para verla.
—Si. Alex está un poco ocupada en el trabajo.
Eliza lo comprendió. No cualquiera podía dejar su trabajo para hacer una visita exprés a seis horas de distancia.
—Me alegra mucho verte.
Mientras Kara se instalaba Eliza regresó a la cocina terminado de guardar las cosas. Desde ahí pudo ver cómo Kara apagaba el televisor justo en el segundo que comenzaban la noticias. No le sorprendió que lo hiciera, de hecho, lo comprendía. Desde que era niña, aún con los lentes, evitaba que hubiera demasiado ruido en la casa. Televisores, radios, estéreos, todo aquello que estuviera haciendo ruido sin que realmente le prestaran atención llegaba y lo apagaba, especialmente en la noche. Había peleado en varias ocasiones con Alex por eso.
—Vengo del centro —le informó a Kara cuando se acercó sentándose en la barra que separaba la cocina—. Debes tener hambre. ¿Quieres que te prepare algo?
Kara se negó.
—Estoy bien, gracias —Eliza levantó una ceja extrañada ante su respuesta.
—¿Tú sin hambre? No me lo creo. Te prepararé un chocolate.
Dejó lo que estaba haciendo y comenzó a preparar la chocolatada.
—Perdón por las molestias, y por venir sin avisar.
—Kara, cariño. Está también es tu casa, y no todos los días puedo prepararle algo a mis hijas —los ojos de Kara se iluminaron un poco ante sus palabras.
—Siempre hiciste eso. Adivinar lo que realmente quiero.
Eliza pudo sentir el cambio en el ambiente.
—¿Está todo bien? —cuestionó extrañada por el repentino cambio.
Kara asintió. Una mirada nostálgica se instalaba en su rostro.
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Un último mensaje
FanfictionKara sorprende a Eliza con una visita sorpresa y ambas tienen una emotiva conversación. "Gracias, Yeyu" "¿Te gusta?" "La amo"