𝕋𝕙𝕖 ℍ𝕖𝕝𝕝𝕙𝕠𝕦𝕟𝕕𝕤 - Jordan Parrish [EN EDICIÓN]

【2】

La pequeña McCall.

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𝓝𝓪𝓻𝓻𝓪 𝓥𝓲𝓬𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪

Íbamos camino al hospital, cuando mi hermano me hizo la pregunta que nunca pensé que llegaría a decirme, siempre ha sido muy protector cuando éramos pequeños, no dejaba que ningún chico se me arrimase, ni para ser amigos a excepción de Stiles, porque nos hemos criado desde bebés. Tuve mucho cariño hacia un niño llamado Theo, es más, mi primer beso fue con el, aunque se fue corriendo nada más me lo dio y al día siguiente se fue de la ciudad antes que yo, no volví a saber de él, pero era muy importante para mi. Jamás se lo conté a Scott.

- Por cierto hermanita, ¿no tendrás o habrás tenido por casualidad algún amiguito por ahí ? - Levantó su ceja derecha en dirección a mi una vez aparcó el coche.

- ¿Qué? ¿A que viene esa pregunta Scott? - No se porqué me puse nerviosa, pero lo hice.

- ¡Oh, vamos! ¿Me vas a negar que no has tenido nada con ningún chico? - Sonrió de una manera que me hizo ponerme más nerviosa todavía.

- ¿Q.. Que dices? ¡N.. No por dios! ¡Soy muy joven para eso! - Tartamudeé mirando hacia el lado contrario dde el.

- Vamos Vicky.. ¿Enserio me vas a negar que no has tenido relación con ningún chico de tu antigua escuela?- Hizo una sonrisa en forma de burla.

- La verdad es que no, me gustaba un chico pero.. A él también le gustaban los chicos así que.. Acabó siendo uno de mis mejores amigos. Es más, cuando le confesé mis sentimientos me dijo que si no le hubieran gustado los hombres, desde que me conoció hubiera salido conmigo. - Le sonreí recordando aquel día.

- Bueno, si eso fue así es porque el no era para ti, quien sabe.. Quizá conozcas a ese alguien aquí. - Dijo dándome una sonrisa, asentí feliz.

Bajamos los dos del coche y fuimos hasta la puerta del hospital, fuera de ella vi a mamá en recepción, esta mujer sigue igual que hace años atrás, aún recuerdo el último día que la vi, dándome un abrazo tan fuerte que parecía que nunca más me volvería a dar y mira donde estoy, apunto de darle ese abrazo que significa que no volveré a dejarla nunca más.

Scott me sacó de mi trance tocándome el hombro, dándome la bolsa donde le habíamos preparado la comida favorita a mamá e indicándome que entrase, que él estaría detrás de mi todo el tiempo.

Abrí la puerta y empecé a caminar, cada paso que daba más cerca de mi madre estaba y más nerviosa me ponía, hasta llegar a la mesa de recepción y ponerme enfrente de ella.
Sin siquiera levantar su vista de las hojas que ojeaba ella dijo: