✦ 𝗡𝗎𝖾𝗏𝖾

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Ni-ki tenía una mano en su pecho y otra cubriendo su rostro por el reciente susto de la película

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Ni-ki tenía una mano en su pecho y otra cubriendo su rostro por el reciente susto de la película.

─ Dios... qué susto. ─ Musitó.

El castaño, a su lado, rió levemente, Ni-ki desprendía tanta dulzura. Cuando se asustaba daba pequeños saltitos en el sitio, soltando alguno que otro chillido y haciendo el ademán de agarrar algo.

Jaeyun le tendió el brazo al mayor.

─ Agárralo y cuando tengas miendo apriétalo fuerte.

El pequeño asintió y se aferró a Jake lo máximo que pudo, agarrando fuerte su brazo, como le dijo, y también, apoyando su cabeza en el hombro del menor.

Después de un rato, el suficiente para que el rubio volviera a estar tranquilo, otro screamer se hizo presente en la pantalla.

─ AH DIOS QUE HORRIBLE QUE HORRIBLE QUE HORRIBLE, ¡TIENE LOS OJOS BLANCOS!

Chilló y se abrazó fuerte al brazo de Jaeyun, escondiendo su cabecita ahí mientras el castaño se reía de los comentarios de Ni-ki.

─ ¿De qué te ríes? pero... ¿Tú la has visto? ¡Tenía los ojos blancos! ¿No te ha dado mucho mucho mucho miedo? porque a mí sí. ─ Hizo un puchero.

Jake se quedó observando cada uno de los movimientos de Ni-ki, su pequeño Kinnie.

Y no se resistió, de verdad que no pudo resistirse dejar un besito sobre aquel tierno puchero.

─ Y... ¿Y eso? ─ Cuestionó el rubio mientras se transformaba lentamente en tomatito-riki.

─ Perdón, yo... eres muy lindo, Ni-ki. ─ Dijo Jaeyun algo avergonzado.

Y otro susto apareció en la pantalla, pero Ni-ki estaba tan pendiente de su Jake, que ni siquiera se dió cuenta de eso.

El mayor se acercó otra vez tímidamente y unió sus labios, empezando con un lento vaivén que el castaño no dudó en corresponder.

Después de unos segundos se separaron por falta de aire.

Temiendo ir demasiado rápido, Rili abrió y cerró la boca un par de veces, pero las palabras no le salían. Pensó en cómo podía expresar sus sentimientos sin que sonase demasiado extraño y tras unos segundos de silencio, habló.

─ Jae, creo que me atraes... un poquito, es decir, tengo interés en ti, pero no tanto. ─ Ni-ki se calló unos segundos, prosiguiendo con su habla poco después. ─ Me refiero a que, ya sabes, tú...

El rubio se calló en cuanto escuchó la risita proveniente del chico a su lado.

─ Kinnie... me siento de la misma forma, pequeñito.

Aquella noche Ni-ki estuvo pensando en cómo se sentía respecto a su menor, en si realmente sentía atracción pasajera por él o con el tiempo podía llegar a gustarle

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Aquella noche Ni-ki estuvo pensando en cómo se sentía respecto a su menor, en si realmente sentía atracción pasajera por él o con el tiempo podía llegar a gustarle.

Todo era demasiado confuso para él.

Todo era demasiado confuso para él

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