Remenbranza I (Caidas)

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Han sido muy pocas las veces que, de pequeña, haya temido por la vida de seres queridos, mucho menos me veía a mi misma lastimando a aquellos que me brindaron su tiempo, cuidados cariño y amor, jamás comprendí como eran posibles los asesinatos de hijos a sus madres que pasaban en las noticias ¿Acaso le faltaba más amor? En la actualidad, ver como mi hermano ignora este tipo de noticias, abrió una breve comparación en mí, pues a su edad, o incluso desde antes, yo lloraba si veía a alguien llorando en los reportajes por un joven desaparecido en el Colca, hasta sentía enojo por las masacres de inocentes campesinos ocurridas en Ayacucho y ver al criminal que las cometió, encerrado como un perro en jaula, siendo el, la mancha roja de la historia de un Perú endeudado hasta los codos, sentía ese dolor, ese enojo e impotencia como propios, y hasta ahora sigo siendo así.

Soy capaz de asegurar que sabia ser agradecida con lo que tenía y por lo que tendría en posibles futuros a pesar de tener el ego tan alto desde menor, no soportaba que la atención que todos me tenían, terminara desapareciendo por el nacimiento de un nuevo integrante en la familia, hoy en día estoy mas que agradecida por el poder disfrutar de temer un hermano menor, pero ese valor y aprecio se hicieron inigualables y comprendidos por mi mente a la edad de mis 9 años, pero, todo platillo principal tiene una entrada, así que, regresemos unos 4 años antes.

A mis 5 años estaba, sin mentir, totalmente aburrida de mi soledad, era divertido jugar con una de mis tantas amigas imaginarias y pasear a mis Barbies recién casadas entre ellas­ -a falta de un Ken- en su lujoso 4x4 rosado con la capacidad de ir a 100 km/h si lo dejaba rodar por la colina de mi casa, voltee mi cabecilla rápidamente al notar una sombra en la puerta de cristal que tenia mi abuela, una silueta a colores negros, pequeña y regordeta, era ella, la mujer que me dio la oportunidad de vivir después de pelear contra cientos de mis hermanos para alcanzar la luz, abrí la puerta de golpe a pesar de que siempre preguntaba ¿Quién es? La mire extrañada, puesto que debería de haber llegado a las 5:00 pm, no a las 2:30 pm. Venia con una sonrisa grande en sus mejillas, y mi padre la abrazaba por detrás ¿Era el cumpleaños de alguien?

— ¡Madre, padre! ¿Paso algo? Es muy temprano para que vengan, y lo siento, aún no había hecho mi tarea— Siempre recalcare mi honestidad como la virtud que jamás se despegó de mí.

— Vas a tener un hermanito menor fue lo único que ella llego a decir

No se molestaron un poco en tratar de ser sutiles con la noticia, literalmente, sentí como si me hubiera caído un balde de agua helada ¿Cuál era la reacción que esperaban de una niña? "¡Genial, seré hermana mayor!" esa es la reacción que cada padre desea, pero somos niños, nuestro pensamiento es menos desarrollado que nuestras, no siempre tendremos las reacciones buscadas, ya estuvimos acostumbrados a aquel sentimiento de ser el centro del universo, y que ahora alguien pueda venir a robárnoslo, no es fácil de aceptar, a menos conmigo fue así, y pudo ser peor si no hubiera hablado de este tema con ellos, me explicaron con cuidado que, ahora debía tener una responsabilidad mayor, hacer que mi hermano crezca con los mejores modales tomándome de ejemplo a mí, me tome esto ultimo un poco mas literal, en mi mente retumbaba la oración "No debes cometer error alguno, pues tu hermano depende de tu comportamiento" y así fue, durante los primeros días después de la noticia, comencé a tener o intentar tomar una actitud mas madura, ansiando ser, con 5 años, una mujer tan responsable como mi madre, a quien yo tomaba como mi ejemplo a seguir, obtuve buenas notas en la escuela, ayudaba en la limpieza del hogar, creyendo que el minúsculo embrión en el vientre de mi madre, estaría supervisando cada una de mis acciones; se ve que no sabia como ser una hermana mayor, pero a menos, sirvió de excusa para mejorar varios aspectos de mi comportamiento.

Cuatro meses pasaron volando para la atareada yo pequeña, esa era la cantidad de meses necesarios para saber el sexo de mi pequeño hermano, volví a esperar sentada en un pequeño banco al lado de la puerta, pude notar la extrañeza en el rostro de mi abuela, el primer piso era su hogar y verme en este, ya de por si era extraño, pero mas extraño era que no había movido un solo músculo desde después del almuerzo sin embargo, la atención tomada fue menor, el sonido del cristal siendo suavemente golpeado desato mi desenfrenada curiosidad abriendo la puerta con rapidez, mi madre no podía haberse visto mas feliz, ni en la reunión donde participaron todos su amigos de la promoción para su cumpleaños.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2022 ⏰

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Lamentos y Bromas [El asesinato de una mente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora