Abrí los ojos en parpadeos mas rápidos que el correr de un coyote cazando a su presa, estaba sentada en una silla retratada con un efecto Impresionista, mis ojos se perdieron viendo con exactitud, tres espejos con el mismo estilo de pintura de Van Gogh, tres espejos que no cumplían con su deber de reflejo, o quizás, no era a mi quien trataban de reflejar, voltee al espejo de la derecha, estaba yo, usando mi querida pijama con estampado de unicornio rosa, pero, mi rostro ... no era mas que un hueco negro que no reflejaba nada ¿Qué diablos significaba ello? mire a los otros espejo, no había nada, seguía sin aparecer ¿Había algo que aún no comprendía? Me levante con cuidado, intentando cercarme a aquel mal reflejo, sentí como mis pies no fueron capaces de tocar el suelo, y no por que la silla fuese alta; caí al vacío, mire hacia arriba, no había nada a que poder agarrarme, metros y metros de profundidad infinitos, no sabía si seguía respirando, solo cerré los ojos con fuerza.
Un golpe agudo en mis brazos, me hizo despertar agonizante, sentí como mis huesos crujían y se golpeaban unos con otros, sin embargo, no salían los gritos de dolor, era como si hubiese quedado muda y perdida en un lugar desconocido, pero vagamente familiar.
Comencé a caminar con mis pies al desnudo, dejando ardieran ante el sol y la arena de este inmenso desierto, miraba a todos lados, dunas, dunas y dunas de mayor tamaño, asemejando a las pirámides en Egipto, eran las únicas cosas visibles, sin olvidarnos de mencionar algunas palmeras que mantenían sus oasis flotando por el cielo y evaporándose en nubes que se quedaban en la arena ¿Mis padres me creerían si les contase lo que vi? Lo dudo demasiado, aun así, no detuve mi lento andar.
Lo que, para mí, fueron solo minutos, para los animales que me cruzaba, fueron años, el viejo ciervo que me había encontrado, bebiendo de las nubes en la arena, me lo comento, me había visto pasar por ese mismo oasis hace 15 años, mis ojos lo vieron con sorpresa, ahora si creía estar loca, porque no había envejecido en lo absoluto, me había aterrado de este nuevo superpoder.
Los animales, casi moribundos, me comenzaron a guiar, en el trayecto, uno a uno fue cayendo, siendo los primeros, aquellos pequeños alacranes azabaches escondidos bajo dunas, le siguieron los escarabajos Goliat, que dejaron sus chillones colores desaparecer de sus espaldas, y finalmente, aquel cuadrúpedo se agachó en una reverencia frente a mi, mientras sus piernas flaqueaban, ascendía poco a poco a mi trono, hecho con telas de colores carmesí, llenas de sangre en sus patas y con rosas en vez de coronas. Me senté con cuidado y observé al animal con omnisciencia; este me vio horrorizado, pronunciando con su débil voz "Alabad a la Reina de la Nada".
Alcé la mirada con indiferencia ante el animal muerto frente mio, a menos tuvo la decencia de arrodillarse ante sus superiores; el aleteo de unas aves en lo alto llamo mi atención como para verlas a lo lejos, las aves de la muerte, con sus plumas negruzcas, listas para comer de esta joven carroña; todas peleaban entre sí con sus gritos que fundían el miedo en mis entrañas, no eran aves corrientes, todas gritaban como humanos desesperados, quizás eso me aterró,pero, no podía dejar el trono, era mi hogar y lo único que tenía; vi sus picos cortar como cuchillas las vísceras de los animales caídos; disfrutando de su festín, mientras reían y sus garras bailaban con euforia en los intestinos del ciervo.
Fueron los días en los que seguí mirando —Sin necesidad alguna de dormir— como estos pajarracos no se iban, algunos cruzaban sus miradas con mi fúnebres ojos y volvían a los suyo, pero cuando la comida se acabó, su alegría se fue con esta, sus estómagos volvían a gruñir. Y no había muchos seres vivos a quienes atacar, o quizás sí lo habían ... Un suspiro salió de mis labios mientras enderezada mi espalda, estire los brazos y grite con fuerza.
— ¡Pues vengan! ¡Coman todo de mí y de mis entrañas, gozen de mi mutilado cerebro y mi hueco corazón, agarren tanto como deseen de esta carroña por qué moriré si me quedo en el desierto quiera o no! —
Sus gritos parecían alaridos de guerra, y tomaron todo de mí, sentí como me arrancaban la piel con las cuchillas en su boca, como succionaban mi sangre para saciar la sed; pude verlo todo, por qué solo había una parte que ellos no comían, y esa parte, eran mis ojos, las ventanas de mi alma podrida, que agonizaba y gritaba, más mi cuerpo y rostro se mantuvieron serios hasta el final.
Otra vez, un espejo, a mi derecha, posándose como si buscará mi rostro, más no lo podía ver, seguía manteniéndose aquella nube negruzca en mi cabeza, pero su cuerpo Lucía desesperado, una chica golpeaba con odio el espejo, intentando romperlo, correr hacia mi destruido "cuerpo" —mejor dicho, esqueleto— pero no, seguía gritando con su voz muda, como si el cristal dentro de aquel dorado marco fuese plástico, intenté reír y sonreír para calmarla, estaba funcionando, su rostro iba mostrándose poco a poco. Cabellos largos y negros, piel mestiza ¡Vi los bordes de su rostro!
Pero las aves habían terminado con todo de mí, excepto mis ojos, parecía que jamás era suficiente para ellas, el agonizante dolor de un picotazo en mis ojos, me hizo levantarme de golpe.
Mis ojos estaban abiertos, más no podía ver nada, todo estaba oscuro, estaba aterrada y terminé golpeando me con el espejo en mi habitación, destruyendose en el suelo ... Fue cuando recuperé los colores del mundo. Pero el miedo se mantuvo hasta el día de hoy.
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Lamentos y Bromas [El asesinato de una mente]
FantasyMe pregunto si Dios sintió cariño al crear a los animales, indefensos, con inteligencia limitada, como alimento de un bípedo megalomano, narcisista y autodestructivo. Pero más grandes son mis dudas de si el también era así, pero nos creo de tal modo...