III

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Me abalancé hacia ella. Nuestras espadas se encontraban a un ritmo espiral. Di un golpe más y retrocedí. Su espada vino en mi búsqueda. Esperé. Uno. Dos. Tres golpes. Sujeté firme la empuñadura y di un paso al frente, ella retrocedió. Con un giro de mis muñecas su espada cayó al suelo. Di un paso más, ella trató de alejarse, pero estaba atrapada entre el muro y yo. Lancé un último golpe, que se detuvo poco antes de llegar a su cuerpo. La miré a los ojos.

—Bueno, creo que es suficiente por hoy —bajé la espada de madera y recogí la otra del suelo—. Nada mal, solo recuerda sujetar el puño con las dos manos y separar un poco más tus pies o perderás el equilibrio fácilmente.

Hanae sacudió el polvo que había en su ropa y volteó a verme.

—¿Podrías decirme por qué tengo que hacer esto?

—¿Entrenar? ¿La Nozomi no te lo ha explicado aún?

—La verdad es que no le he preguntado directamente —ella desvió la mirada y rascó su cabeza con nerviosismo.

—Sé que Deyanira luce un poco intimidante, pero no deberías preocuparte. En general suele ser muy gentil, y eres su sucesora, así que no creo que te regañe por hacerle una pregunta —sus ojos se posaron una vez más en mí, un ligero color rojo cubría su cara—. Y respondiendo a tu pregunta, debes fortalecerte físicamente para poder soportar el flujo de magia. Como sabes, serás capaz de hacer magia sin necesidad de runas, eso significa que tu cuerpo se convertirá en un puente que conecta la energía mágica de Runa con el mundo a tu alrededor.

—¿En serio? Los otros Nozomi no lucen muy atléticos que digamos —Negué con la cabeza al tiempo que trataba de ahogar la fuerte carcajada que amenazaba con salir de mi garganta.

—Bueno, eso es porque ellos usan muchas capas de ropa la mayor parte del tiempo, así que entiendo que no lo hayas notado.

—¿Y tú crees que yo pueda hacer esto? Es decir, no siento que me esté yendo muy bien en toda esta parte física y supongo que si no logro hacer esto no podré suceder a Lihue —Sus palabras reflejaban la misma duda que estaba escrita en sus ojos.

—No deberías preocuparte por eso ahora mismo. Llevas poco tiempo entrenado, mejoraras en el futuro. Además, todavía faltan un par de años para que asumas como gobernante de Nefinta, tienes tiempo para prepararte y si Deyanira te escogió fue por algo. Ella cree en ti, así que yo también lo hago —Con la mano que tenía libre aprete su hombro para darle un poco de confort. Incliné mi cabeza hacía la izquierda, ella asintió y empezamos a caminar hacia la armería.

Era cierto que no le había ido muy bien en los entrenamientos. Ya habían pasado 3 semanas desde que Deyanira me ordenó prepararla y aun no lograba resistir más de una hora y media de actividad física. Una parte de mí estaba exhausta por tener que entrenarla al mismo tiempo que cargaba con todas mis demás responsabilidades; pero la otra parte tenía plena confianza en que esa niña se volvería una de las Nozomi más impresionantes que este mundo haya visto. Lo sabía por su forma de tratar a los demás, por cómo se preocupaba por las pequeñas cosas que la rodeaban.

Entramos a la armería. Mientras guardaba las espadas de práctica Deyanira entró. Hanae y yo hicimos un saludo formal.

—Descansen —Lihue sonrió y volteó a ver a Hanae—. Podrías disculparnos, necesito hablar a solas con Amaia —Ella asintió y volteó a verme.

—Nos vemos mañana, a la misma hora —dije, al verla dirigirse a la salida.

Mire por un segundo a Deyanira y luego me enfoque en acomodar las demás cosas que había usado durante el día. La Nozomi no dijo nada hasta que el sonido de las pisadas de Hanae desapareció.

—Hace tres semanas enviaste a Mara a patrullar el sector norte ¿Cierto? —Mi atención se volvió hacia la Nozomi. Asentí—. ¿Encontró algo sospechoso o fuera de lugar en alguna de las aldeas?

—No. Cuando regresó no reportó nada por el estilo ¿Acaso pasó algo? —Lihue se veía preocupada, casi tanto como la mañana en que me envió a capturar a las dos personas que usaban runas extrañas. Esa vez me abordó cuando apenas entraba en la acrópolis, sin ninguna explicación me ordenó ir en busca de los dos criminales, apenas y me advirtió acerca de su uso de runas, pero no me dijo cuál era su poder.

Dos noches después de que los capturara, Deyanira finalmente habló conmigo. Un par de días atrás ella había percibido energía extraña rondando Nefinta, pero no estaba segura de lo estaba pasando, hasta que, en uno de sus viajes a la nación de Mizu se encontró con las runas y vio lo que eran capaces de hacer. En ese momento ella y los demás Nozomi se encargaron de la situación, pero sabían que era cuestión de tiempo antes de que más personas fueran afectadas por esa extraña magia.

—Necesito que vayas a Perth, pero no lleves solo a Saeth, lleva a los demás contigo. Esta vez es mucho peor que dos criminales —la mire a los ojos, su rostro reflejaba más que preocupación —. También creo que es momento de que pongas a Mara al tanto de lo que está pasando. 

Las runas de NefintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora