⭐ Capítulo 1: Un despertar inmediato

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Jael abrió los ojos de forma automática, todo a su alrededor era blanco, sentía que hace mucho tiempo que existía, pero no era así, apenas acababa de iniciar su existencia. Miró a su alrededor, estaba rodeada por una tela blanca que se agitaba con fuerza, no dudo en tocarla, al instante se convirtió en un polvillo blanco y brillante. Se quedó observando el espectáculo con un ligero asombro.

Una voz como un eco interrumpió su pequeña emoción.

—Bienvenida seas —dijo aquella voz, su portador era un ser con túnica blanca, cabello blanco y muy luminoso, su piel era como escarcha y sus ojos resplandecían con gran brillo.

Aquel ser misterioso llevó a Jael hasta un enorme espejo en donde le mostró su reflejo y pudo verse por primera vez, cabello rubio, liso y largo hasta la cintura, usaba un vestido blanco muy hermoso con un cinturón de oro, sus ojos eran azules y tenías las mejillas y labios levemente rosados.

Le hubiera gustado contemplarse más tiempo, era la primera vez que se miraba a sí misma, pero el ser a su lado la hacía sentir inquieta, experimentaba una sensación de que si se atrevía a hacer algo, decir algo, por más mínimo que fuera, sería castigada o seriamente cuestionada. Se mantuvo en silencio mientras que ese ser sin nombre tocaba el espejo para que de pronto se abriera como una cortina, y avanzaron para continuar el camino a donde fuera que se dirigiesen.

El espacio estaba sobre ellos, cantidad de colores y estrellas que mostraban un espectáculo único, pero solo ella miraba hacia arriba con gran disimulo mientras esperaban algo que desconocía por completo.

No fue hasta que el sonido de una trompeta se escuchó con fuerza que el lugar comenzó a iluminarse gracias a unas bolitas que flotaban hasta el cielo, las Luces proporcionaban tanta luz que pronto todo el lugar se vio completamente iluminado.

—Esto es Hogar, perteneces aquí, no hay otro Hogar más que este. Perteneces aquí. Sígueme, Jael.

El ser misterioso había hablado, Jael lo había escuchado, pero una parte de ella, una minúscula parte se cuestionaba si de verdad aquello que observaba, aunque hermoso y amplio, era lo único que existía.

Instantes después descendían por escalones de nube hasta una gran torre cilíndrica. Jael pareció perderse en pensamientos y no fue hasta un instante después que se dio cuenta de dónde estaba, el panorama había cambiado un poco. Había una gran escalera de cristal con forma de espiral, ascendía hasta lo más alto de la torre, a simple vista no podía ver su fin exacto. Cantidad de seres con túnica blanca y cabello rubio hacían su entrada y comenzaban el ascenso de la escalera, luego les seguía un grupo bastante grande de seres con vestido y cabello rubio igual, tenían un cinturón de oro como el de ella. Todos caminaban de la misma forma, al mismo ritmo, si los conociera a todos sería imposible saber quien sería quien porque todos hacían lo mismo de la misma manera.

—Dos Ángeles han sido enviados, en este momento se unirán a nosotros... —dijo la voz.

Jael comprendió que se refería a ella y a otro ser que se encontraba no muy alejado, lo miró con precausión, este usaba una túnica en lugar de un vestido, su cabello no era tan largo y su mirada no parecía expresar nada. No se movía en lo más minimo, lo que le hizo suponer que ella debía de actuar del mismo modo. Entonces decidió mantenerse serena mientras que terminaba lo que fuera aquella ceremonia.

—En Hogar vivimos, en Hogar permanecemos, no hay otro lugar que no sea Hogar, aquí estaremos esperando el gran día en que podamos estar reunidos con Azmon como lo fue en el principio —decía la voz fuerte, amable pero firme a la vez.

Jael estaba inquieta, aunque su cuerpo no lo demostraba y se notara tan calmada como todos los demás, pero sus pensamientos estaban intranquilos, por alguna razón no le gustaba ese lugar, era muy alto, amplio y sumamente hermoso, pero se sentía atrapada.

En algún momento comenzó el ascenso de las escaleras de espiral, nadie se lo dijo, pero sintió un desconocido impulso a hacerlo. Paso a paso iba subiendo los escalones, la barandilla de la escalera tenía rosas de cristal de diferentes tamaños, eran hermosas, pero sospechaba que no podía detenerse a mirarlas como quería. Con exagerada calma subió hasta el lugar donde debería de estar, como si tuviera todo el tiempo del mundo disponible para ella y no estuviera forzada a apresurarse ni un instante, se veía fácil, pero caminar a ese ritmo no lo fue para ella.

Miró hacia abajo una vez que estuvo en su lugar, allí se encontraban cuatro Ángeles con túnica, el Primer Ángel, Kam, Rai, Lab y Zam, los Vigilantes, nadie se lo había dicho, pero de alguna forma lo sabía. Todos estaban de acuerdo con Kam, todos al parecer debían de estar de acuerdo con él, parecía tener una especie de autoridad palpable, su mirada sus gestos y movimientos, aunque serios y monótonos inspiraban cierto miedo, como si no fuera posible desafiarle, llevarle la contraria o incluso hacerle una mínima pregunta que cuestionara sus palabras no parecía ser otra cosa que la idea mas absurda de todas las antes pronunciadas.

Tiempo después la ceremonia había acabado, Jael se encontraba en camino a su lugar de trabajo, era un terreno de arena amarilla, muy fina. Había arboles, todos del mismo tamaño, con hojas verdes, de allí nacían flores y ella debía recolectarlas en una cesta tejida con ramas blancas, cortaba las flores con una tijera de mango de oro, esto era lo único que debía de hacer, luego llevarlas a un lago, el Lago Negro, y dejarlas caer allí para luego volver por más flores.

El tiempo le parecía eterno, no estaba cansada, su cuerpo no indicaba ningún tipo de molestia, pero su mente, su mente no la dejaba tranquila. En algún momento comenzó a escucharse una canción, al instante las bolitas de luz que había visto ese mismo día comenzaron a bajar del cielo, poco a poco iban descendiendo y todos los Ángeles con vestido comenzaron a abandonar su lugar de trabajo. Sintió que debía de hacer lo mismo, así que no tardó en seguir a las demás.

El camino que seguía la condujo hasta una torre, muy alta y con forma de cilindro. Dentro había también una escalera de cristal en forma de espiral. Comenzó a subir igual que las demás, la canción aún se escuchaba y poco antes de entrar a la torre se había fijado que el ambiente estaba oscureciendo y que las Luces casi se habían ido todas a dormir. Una vez en su Lugar observó como era, las paredes, techo y suelo parecían nubes, pero las tocó y se dio cuenta de que al atravesarlas con la mano se podía sentir una superficie lisa e impenetrable.

La canción acabó, afuera no había más que oscuridad, solo el resplandor de las estrellas daba una tenue iluminación a Hogar ¿Qué haría ahora? ¿Esperar? ¿Cuánto tiempo?

Lo intentó, pero no fue capaz, sus piernas se movían casi de forma involuntaria. Salió de su Lugar y comenzó a descender las escaleras con un ritmo diferente al que había empleado durante todo el día, no había nadie observando así que ¿por qué no hacerlo?

Llegó hasta la salida de la torre, no había nadie allí, miró alrededor, más solitario imposible. Ya conocía el campo de arena amarilla donde debía trabajar, había visto la torre que llamaban Centro, donde había sido su bienvenida , ¿A dónde podía ir? No lo tuvo que pensar mucho, solo había una posibilidad, al menos en ese momento.

El lago negro 



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(No es necesario que leas el texto de abajo, puedes seguir directo al próximo capítulo).

Un día como hoy hace 1 año exactamente me daban la noticia de la muerte de mi papá. Un día como hoy dejé de escribir, y no he tenido el ánimo para reanudar lo que había empezado, a pesar de que juraba que lo terminaría a finales del 2021.

Hace unos meses publiqué la introducción de esta novela, justo el día en que se cumplía 1 año desde que la había empezado a escribir, pensé continuar pero la vida anda jugando conmigo y no he sido lo suficientemente fuerte para hacer una pausa y escribir.

Ya no quiero que se cumpla 1 año más de algo, quiero terminar lo que empecé. Hay cosas que nos detienen a veces, algunas más grandes que otras, y es difícil, a veces casi imposible seguir adelante, pero hay que encontrar la manera de hacerlo.

Hoy me hago otra promesa, terminaré la novela antes de que se acabe el año 2022, prácticamente la mitad está escrita, así que de que se puede se puede. Ya no quiero ponerme más excusas, los otros 3 libros también los escribí en medio de situaciones difíciles, lo he hecho antes y puedo hacerlo de nuevo.

Laura Zárraga
30 de mayo 2022.



[4] El Ángel Rebelde © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora