Capítulo 1

22 2 2
                                    

Lupentinsqui es un chico shy que le gusta su profesor de filosofía, es un amor prohibido pues es una locura estar con su profe, además de poco ético, pero a él no le importa lo que dirán.

El profesor de filosofía, Magnolio Buenavista, también siente algo por él pero se reprime ya que piensa que no está bien (es verdad), además de que nunca se fijaría en él un chico tan hermoso como Lupentinsqui.
                               
               ------------------------------------------------------
Un día por la tarde, Lupentinsqui se encontraba en el recreo emocionado ya que tendría clase de filosofía y por fin podría ver luego de un largo fin de semana a su amor. Sus amigas estaban estupefactas ya que sus pupilas se convirtieron en corazones cuando vio pasar al profe.

Luego de que cada uno se sentara en su respectivo asiento, el profesor dice: Buenas tardes chiquilines, espero se encuentren bien.

-Buenas tardes- dijeron al unísono, pero en ese momento resaltó una voz entre todas: Buenas tardes, profe Magnolio buenavista- dijo Lupentinsqui mientras suspiraba con amor- por lo cual, sus amigas fueron las únicas que se dieron cuenta de tal suspiro (además del profe que se quedó babeando) pues sospechaban de algo.

La clase siguió normal, el profe estaba entregando los escritos ya que la semana pasada habían tenido uno, hasta que llegó al escrito de Lupentinsqui:
Lupentinsqui!- dijo el profe, Lupentinsqui dejó de hablar con sus amigas y fue corriendo llevándose todo por delante hasta llegar a su amor, digo a su escrito.

-Muy bien, Lupentinsqui- dice mientras le entrega su escrito y rozan sus manos indirectamente. Ellos dos se estremecieron de pies a cabeza, pero el profe no pudo disimular, se le empezó a caer la baba, Lupentinsqui se da cuenta entonces agarra la baba y se la lleva primero a sus labios y luego se lo refriega por toda la cara, diciendo:
ácido hialurónico- esto hace reír al profe tapando su boca, ya que es una de sus inseguridades, Lupentinsqui se percató de ello y le sacó la mano suavemente de su boca: Me encanta tu sonrisa, no la tapes- Esta acción hizo que Magnolio se sonrojara y babeara, pero cuando pestañó, su alumno se encontraba saboreando su baba desde abajo.

Luego de este espectáculo (que asco), Lupentinsqui se fue a sentar a su asiento, feliz por la interacción con su profe.

amor prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora