Todo se volvió negro. Fue cuestión de segundos. No hubo pisadas, ni sensación de sentirse observado. Luke había salido recién de la sesión semanal con la doctora Sánchez y un grupo de sujetos, a los que no consiguió ver, le cubrieron la cabeza con una especie de bolsa negra de tela. En las manos le pusieron huinchas de plástico grueso, Luke imaginaba que eran de ese tipo de agarraderas blancas e inútiles que vendían en los supermercados y que nadie compraba.
—¡Eh! ¡Eh! ¿A dónde me llevan? —gritó mientras intentaba no perder el equilibro e irse de bruces al suelo, pero nadie se dignó en contestar.
Inmediatamente le jalaron y arrastraron hacia el interior de un vehículo. Debía de ser un furgón o una especie de van, porque reconoció el ruido característico de las puertas deslizables.
—No tengo dinero —agregó Luke como dato importante—. Ni siquiera tengo una buena familia, nadie va a pagar un rescate por mí, y ni si...
Alguien le dio un puntapié. Mejor se quedó callado. Tenía la cara ardiente y el interior de la bolsa con la que le habían tapado le estaba haciendo sudar como condenado. Decidió quedarse en silencio un tiempo y prestar atención a lo que sea que pudiera captar. Ninguno de los tipos que le habían tomado por sorpresa parecía tener intenciones de hablar. Por cómo le arrastraron, y la facilidad con la que le amordazaron a fuera de la consulta, calculó que debían ser tipos grandes. Sus pisadas eran pesadas y, al menos por el ruido de los pasos en la acera luego de que le cubrieron la cabeza, calculó que debían de ser tres o cuatro sujetos, sin contar que alguno debía estar conduciendo el transporte porque en ningún momento escuchó abrir o cerrar la puerta del conductor. Todos los rufianes entraron junto con él en la parte de atrás del vehículo.
—Quiero ir al baño —soltó Luke.
Nuevamente le dieron un puntapié.
Resistió los deseos de orinar durante todo el viaje. Estimó que habían tardado entre veinte o treinta minutos desde la calle en la que le habían secuestrado y el lugar al que le habían llevado.
Fue arrastrado hasta las dependencias de un laboratorio en la zona industrial. Lo único que había en esa área de la ciudad eran fábricas y bodegas poco frecuentadas. Nadie le vio ser tironeado por el grupo de hombres cubiertos con pasamontañas y mucho menos le vieron descender de una van sin placa patente.
El laboratorio era un edificio nuevo. Sus pisos y paredes lucían relucientes de principio a fin.
—¿Un hospital? —preguntó Luke. El aire apestaba a hospital.
—Algo así —le respondió una voz masculina.
Los hombresle sentaron con brusquedad en una silla metálica y le quitaron la bolsa de lonanegra sobre la cabeza.
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LA PUERTA ROJA
Mystery / ThrillerUn hombre ve una puerta roja en todos sus sueños. No importa lo que esté soñando. Siempre aparece esta puerta de la nada. Poco a poco el hombre va siendo más y más conciente en sus sueños, y a medida que avanza la historia comienza a crecer en él la...