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Zack
Eran la siete de la mañana cuando apagué el despertador. Odiaba madrugar y más si era por mi trabajo.

Hice la cama, aunque fuera a venir Olivia, no le quería dar más trabajo.

Olivia era mi limpiadora, la chica q salvaba mis días.
Era una persona con un corazón de oro. Siempre se reía, y esa voz.

Oh.

Esa voz era como escuchar a un ángel cantando Taylor Swift.
Aparte que era bastante guapa.

Lástima que no me gustara Taylor Swift.

Salí de casa sumido en mis pensamientos de camino al trabajo. Hoy era un día duro, había muchas noticias que presentar.

En el trabajo, por lo menos, me distraía con Riin y con Alfred, mis dos apoyos en este estúpido trabajo.

Creí que ser periodista sería el trabajo de mis sueños.

No lo era.

Era un estúpido infierno.

Cada mañana tenía que levantarme a las siete de la estúpida mañana para escuchar unas estúpidas noticias y después poner las más estúpidamente interesantes en el estúpido guión, para que más tarde mi estúpido jefe me diera una estúpida charla y, sin leerlo, lo tirara a la estúpida basura y dijera:

-hasta mi hija de ocho años sabe redactar una noticia mejor que tú.

Era estúpido.

Asqueroso.

Aburrido.

Arrogante.

Egocéntrico.

Orgulloso.

Hipócrita.

Y más adjetivos despectivos.

Ya había entrado al trabajo cuando alguien interrumpió mis pensamientos.

- Aquí está tu café y Riin te está esperando en tu despacho. -dijo mi secretaria, Layra. De las chicas más guapas de la oficina.

Pero aunque fuera muy guapa, la veía como una hermana, jamas la había visto de otra forma y jamas lo haría.

-Gracias Layra, ahora mismo voy con Riin.- dije con el tono más amable que se podía tener a las ocho de la mañana.

Caminé hasta mi despacho donde me encontré con Riin.
Tenía que enumerarme las estúpidas noticias del estúpido día.

Ella también era muy guapa. Sobretodo por sus ojos.

Uno de cada color.

Marrón y verde, preciosos.

Pero su personalidad era lo mejor

-¡Zaaaaaack! -dijo gritando hasta llegar a mi. -Sabes qué?

-No, la verdad. Estoy en este punto de la vida entre creer saberlo todo y no saber nada, mi alma dice una cosa, pero mi cuer...

-YA! no tiene gracia. -puso los ojos en blanco y luego volvió a sonreír. -Es que me he enamorado.

-Ay no... -Siempre se enamoraba, si no era con uno, era con otro, pero como siempre, todos eran unos interesados.

-Este es diferente, lo prometo.

-Lo mismo dijiste con el anterior, y el anterior, y el anterior, y el ant...

-¡Lo he pillado! -De repente empezó a sonreír y dar vueltas sobre sí misma, estaba loca. -Estoy loca por él, Zack.

-¿Cómo se llama?

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