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– ¿Hinata aún no ha llegado? —Ante la pregunta del capitán las managers negaron— Empecemos sin él

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– ¿Hinata aún no ha llegado? —Ante la pregunta del capitán las managers negaron— Empecemos sin él.

– Ow ¿Chibi-chan no estará? Es una lastima~

De inmediato Juko miró mal al capitán del Seijoh y Kiyoko le dijo que se calmara.

Tendrían un entrenamiento junto al Aoba Johsai y Shoyo no aparecía aún.

– ¿Debería ir a buscarlo?

– ¿Que tal si le das cinco minutos más? —Respondió Ennoshita— Quizás está en el baño, no deberías preocuparte tanto.

– ¡Exacto! ¡Shoyo es fuerte, si le pasa algo se defenderá!

– Quizás es por la carta que le dejé hoy —Dijo en un susurro.

– ¿Le dejaste una carta? Pensé que no lo harías —Nishinoya le miró algo sorprendido.

– Fue por impulso.

Cuando Daichi llamó a Yuu este fue a la cancha dejando a Shinishima algo alterado, Hinata había tardado treinta minutos sin llegar al gimnasio, ni siquiera se había cambiado el uniforme.

Esperó cinco minutos y le dió uno más pero al ver que no llegaba su paciencia (aunque desde el principio no tenía) desapareció y dejó las cosas en el suelo para salir por la puerta.

– ¡Shinishima-san, espere!

Ignorando a Yachi se fue corriendo a la sala del club con la esperanza de que esté allí cambiándose pero no lo vió ahí así que corrió hacia su salón, tampoco estaba.

Entonces lo encontró en la entrada, contra los casilleros sentado en silencio, llorando.

– Shoyo.

– ¡Ju-juko!

El rubio se acercó y se agachó a su lado.

– ¿Qué te pasó? ¿Te hicieron algo?

– No, no, no es eso, sólo...

Le mostró el sobre en su mano y supo que se trataba de su carta.

– ¿Dice algo malo?

– Lo contrario —El pelirrojo rió un poco antes de doblarla y guardarla— Me está apoyando, a pesar de ser un partido de práctica.

– ¿Hmmp? No importa si es de práctica o uno oficial, es bueno esforzarse.

– Lo mismo dice la carta.

De inmediato se tensó, ¿La había cagado? Definitivamente.

– La carta también dice algo que me dijiste tú... Cuando perdí mi primer partido de secundaria... Eso me hizo llorar.

Entonces, de nuevo, lágrimas empezaron a caer por esos preciosos ojos cafés, aunque al parecer no eran de tristeza ya que el chico reía y sonreía.

– Tú... ¿Estás pensando en mí con el regalo de otra persona? Que bárbaro eh

– ¡Y-yo! —Infló las mejillas con frustración— No importa eso realmente. Simplemente, recordar eso me hizo felíz, me recuerda que... Aunque no lo digas siempre me apoyas.

—Soltó un suspiro y cerró los ojos antes de abrir sus brazos— Ven aquí, pequeño cuervo.

De inmediato Shoyo se levantó y se lanzó a abrazarlo, ambos cómodos ante el contacto de acurrucaron y aferraron al otro.

– ¿No te gusta nuestro pasado?

– Me gusta, pero prefiero nuestra vida ahora.

– ¿Ya no te gusta que seamos sólo nosotros?

– Claro que me gusta, pero, creo que es mejor actualmente, puedes hacer lo que te gusta y yo puedo estar a tu lado apoyándote.

– ¡Como siempre lo has hecho!

– Sí, como siempre lo he hecho.

Podrían durar toda la tarde allí pero lamentablemente Juko recibió una llamada de Yachi diciéndole que si había encontrado a Hinata por favor fuera al gimnasio ya que Takeda estaba preocupado.

– Vamos rápido al gimnasio, no podemos atrasar tu regaño.

– ¡Es cierto! ¡El partido!

Entonces el más bajo se levantó apresurado y Shini le siguió, ambos comenzaron a correr pero el rubio paró a mitad de camino, cansado.

– ¡Vamos Shini!

– Adelantate tú, ya me cansé.

– ¡No, vamos los dos!

Sintió como su mano era tomada y un jalón en su brazo lo hizo alzar la cabeza.

– ¡Corre si no quieres que te arrastre!

Entonces Shoyo comenzó a correr haciendo que el chico también lo hiciera.

– ¡Vuelve a hacer esto y te mato!

– ¡Yo también te quiero!

Su cerebro se detuvo por un segundo y cuando asimiló lo que el chico dijo se sonrojó y por inercia ocultó su rostro del menor.

Quizás lo decía sólo por cariño de amigos, después de todo eso eran.

Quizás lo decía sólo por cariño de amigos, después de todo eso eran

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¡Hola!

Sé que hoy tienes un partido de práctica ¡Y te deseo las mejores de las suertes!

No importa si es uno de práctica u oficial, siempre hay que esforzarse y dar lo mejor de sí.

Y no importa que pierdas, esa experiencia te ayuda a crecer. Y puedes intentarlo una y otra, y otra vez, no importan cuántas sean, yo te estaré apoyando. Y cuando no puedas más yo te ayudaré a levantarte.

¡Te adoro! ¡Realmente tu esfuerzo es una motivación para mí también!

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Letters to a little beauty boy || HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora