Objetivo: que Damian se me declare. Damianya Damian X Anya Spy X Family

Objetivo: trazar el plan de la declaración

Anya Forger estaba convencida de que lo más difícil que le había pasado en su vida era tener que hacerse pasar por una  niña mayor en aquellos días cuando Loid Forger la había buscado para adoptarla. Pero, considerando su situación actual con Damian, ya no estaba tan segura.

O tal vez, y solo tal vez, hacía una tormenta en un vaso de agua por una «niñería» como lo era que el chico que quería se le declarara. Pero, después de todo, ¿cómo no sentirse así imaginando lo que ambos podían ser juntos y que por el temor de Damian no era posible?

Y a eso, mientras sacaba sus libros del casillero, retumbaba de paso en su mente la pregunta de su madre, la tarde anterior...

«... cuándo se te declare, ¿qué harás?»

—¿... qué harás? —preguntó una voz detrás de ella, una muy diferente a la de su cabeza... Una voz que ella conocía y que... ¡DAMIAN!

—¡Ahhh! —exclamó, asustandose de tal manera que todos sus libros y pertenencias terminaron en el suelo.

—Anya, ¿qué te ocurre?

—Na, nada —respondió la joven, mientras miraba como Damian recogía sus pertenencias del suelo.

—No me asustes así—dijo él, mientras ponía algunos de los objetos en manos de ella y se quedaba los libros más pesados.

—Lo siento. Gracias —respondió Anya, ruborizada, provocando en su amigo el mismo destino.

—¿Y entonces?

—¿Entonces?

—¿Entonces me acompañarás al festival musical el sábado?

—Sí, sí... —respondió ella, desconcertada, sonando al unísono el timbre de inicio de clases.

—Vale, va a ser divertido. Andando o se nos hará tarde —respondió Damian, muy contento ante la respuesta de la joven.

Y al comenzar a avanzar al salón, aún en el desconcierto de lo pasado hace unos segundos, cayó en cuenta de lo último... «¿... me acompañarás al festival musical el sábado?»

«¡EHHHHHH!» gritó en su mente, anonadada ante el hecho. Y tan distraída como siempre, llegó a su clase, como cada mañana, acompañada de Damian.

Este hecho, el ir junto a Damian a todos lados de Eden ya era una común para todos en la academia. Los estudiantes admiraban al segundo hijo Desmond por razones tan variadas cómo que era muy guapo, su capacidad deportiva, ser parte de la élite; ser un Desmond, estar rodeado de lujos y buenas familias o ser amigo de Anya Forger. Él lo sabía perfectamente, y de lo que se enorgullecía más que todo era de lo último, de ser admirado, y hasta envidiado, por el hecho de que Anya y él eran amigos, y aunque la joven lo sabía al leer los pensamientos de su amigo, no comprendía al final porque le causaba tanto orgullo eso, porque, una cosa era que a Damian le gustara, pero, de ahí a sentirse orgulloso de que todos supieran que eran amigos, pues...

—Anya, ¿me estás escuchando? —le reclamó Becky, mientras estaban sentadas en una de las clases.

—No, ¿qué pasa?

—Te estaba preguntando sobre lo de tu cita con Damian el sábado —dijo Becky, codeando de manera cómplice a su amiga—. No me lo esperaba pero considero que será una gran oportunidad para poner en marcha el plan.

—Pero, es muy pronto y además, no estoy segura de que al final funcione — contestó Anya.

—¡Silencio! —gritó su profesor, al notar que ambas chicas cuchicheaban en medio de la lección de matemáticas.

—No voy a dejarte acobardar ahora Anya. Ya que Damian te ha invitado al evento, queda aprovechar la oportunidad. Ese tonto podría no volver a invitarte en un siglo.