¿Alguna vez han sentido ese extraño pero doloroso sentimiento de soledad y aislamiento, ese dolor que te hace pensar que estás solo y que a nadie le interesas en lo absoluto? Pues eso es lo que muchas personas sienten a diario, me incluyo en ese montón de personas depresivas y solitarias que piensan que sus vidas son una mierda.
La mía no fue tan mierda como otras que podrían llegar al suicidio o autolesiones, se podría decir que nací en una familia privilegiada. Nací un treinta de agosto, día nublado y sin nada interesante, mis padres, unos idiotas, simplemente se interesaban por complacer a sus propios padres al casarse y tener un hijo por lo menos, y ahí es donde entró yo a esta jodida humanidad.
Lastimosamente nací, si, yo tampoco quería hacerlo.
Desde temprana edad aprendí que no era más que un capricho de mis abuelos y una desgracia para mis padres, no mal entiendan, nunca me pusieron un dedo ensima pero siempre estuvieron ausentes en toda mi jodida existencia.
Cada qué faltaban a alguna actividad del colegio que era importante para mi, me lo compensaban con regalos costosos y disculpas hipócritas que me hacía caer en cuenta que simplemente era un objeto innecesario en la vida de ambos.
Cuando tenía diez años empezaron a contratar profesores particulares para que me sobreesforzara en la escuela y me anotaron en una infinidad de actividades extraescolares para tener más entradas en una vida universitaria a futuro.
Con diez años simplemente piensas en complacer a tus progenitores e intentar que se sientan orgullosos de ti, así que accedes a cualquier estupidez que se les ocurra. Cuando entre en la secundaria ellos empezaron a presionar con conseguir una novia, ser el primero de la clase y ser el mejor chico de mi generación, tanto académicamente como físicamente y deportivamente, era estúpido hasta para ellos, pero aún así intente seguir al pie de la letra todo lo que me ordenaban, logré ser el mejor, más popular y conocido en la secundaria, me gradué con honores y creí que sus exigencias bajarían un poco cuando entrará en la preparatoria.
Que equivocado estuve.
Cuando entre en la preparatoria mis padres exigieron que me esforzará el doble, ya saben, más popular, más reconocido, más inalcanzable. Algo estúpido y asqueroso, pero cuando entre en ese lugar no fue lo mejor que me pasó, los chicos me trataban mal por el simple echo de saber cómo fui en la secundaria, algo de lo que no me enorgullezco, el primer día me golpearon haciendo que mis padres se sintieran avergonzados de tener a un chico débil y patético como hijo. Al día siguiente me robaron mis cosas y las metieron algunas al bote de basura y otras a los sanitarios. Y así siguieron durante los meses restantes, cada día haciendo que mi vida sea un asco.
Era el más inteligente, no tenía novia pero algunas chicas me veían y sonreían o a veces tenía cartas de "admiradoras secretas" en mi casillero, no fui escogido en los equipos de fútbol y tenis porque dijeron que tenía mucha "experiencia" como para jugar con principiantes, esa parte se la agradezco a Henry, mi acosador personal.
Así que lo único que hacía luego de la escuela era ir a el club de arte para matar el tiempo, mis obras no era mucho más que pintura de óleo o a veces vosetos sin pintar o acabar del todo, no tenía muchos amigos, creo que los chicos del club me odian.
Y crean o no, ya han pasado tres años de esta tortura...
A mis diecisiete años he logrado sacar un manga independiente y dibujado la portada para un libro de un escritor amateur, ambos no eran muy conocidos pero intentaba alzar la voz en mis redes sociales, a la gente le gustaban mis obras, algo que me resultaba muy extraño ya que, según mi criterio y el de mi maestro de arte, dibujaba como un analfabeto ciego que simplemente trazaba líneas tratando que se vea bien como todo un idiota.
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El campamento de los marginados (BL)
FanfictionHola, un gusto soy Nathan Miller y les contaré un poco sobre mi. Soy un chico de cuerpo delgado y un poco bajo, cabello ahora teñido de rojo, una familia amorosa, un lindo y "amable" novio, cuento actualmente con veintidós años y vivo una vida sin t...