El bosque estaba húmedo y silencioso, mientras el cazador se movía en silencio a través de la maleza.
Cuerpo bien formado, musculoso en su perfecta medida, ancha espalda y cintura pequeña, metro noventa de estatura.
Su cabello largo y azulado recogido en una media cola y atado tipo rodete para que no le molestase en la pelea.
Vestía su típica ropa de caza, pantalones de cuero al cuerpo, sandalias de cuero crudo y llevaba su torso descubierto. En su cuello un colgante con un zafiro, que lo identificaba como guardia real.Kardia estaba a la caza.
Sus pasos ligeros no hacían mella en el silencio del lugar. Sus ojos, azules como el zafiro más puro, al igual que el que tenía en la empuñadura de su espada, estaban listos para actuar, con una precisión despiadada.
Durante los últimos cuatro días y sus noches había seguido a su presa por montañas, colinas y valles hasta ese bosque cerca del pueblo de Dario.
Mientras seguía a su presa, no pensaba en nada más que en la batalla que se avecinaba.
Aquel Lamia era su único interés, no la belleza del bosque que lo rodeaba, ni el sonido encantador del arroyo cercano.
La caza era para lo que había nacido.
Kardia era un Lamiaslayer, un cazador de dragones Lamia, los más malvados e inmisericordes de la región.
Su deber como Guardián de la Diosa del Palacio Blanco era el de un protector, un asesino si era necesario para que su majestad estuviera a salvo.
Estaba obligado por el honor hacia ella a proteger a los humanos de su mundo.
Kardia mismo, un Zmey, era capaz de transformarse en algo tan simple como una flor o un animal pequeño, para luego volver a su forma humana, que era su preferida, o volver a la forma de su nacimiento, como un gran dragón.
Prefería su forma humana a la de un Zmey, se sentía más cómodo y liviano... sin embargo, a veces extrañaba sus garras.
Pronto fue sacado de sus pensamientos por un ligero cambio en la luz a su izquierda.
Su espada se puso en alerta, siendo blandida con maestría, mientras giraba sobre sus talones para enfrentarse a su presa.
La luz resplandeciente empezaba justo al borde del claro y allí apareció el Lamia, que lo atacó repentinamente.
Su cuerpo de escamas amarillas se abalanzó hacia él y sus afiladas garras negras atravesaron su hombro.
Kardia no estaba alterado en lo más mínimo, simplemente se acomodó en su postura y esperó el próximo asalto con una sonrisa sádica.
Ese era un Lamia joven y bastante pequeño. Si Kardia estuviera en su forma de Zmey, simplemente podría aplastarlo con su pata delantera, pero una batalla era mucho más satisfactoria.
Desafortunadamente, la tierna edad y el tamaño de este Lamia no iban a hacer de esta una pelea emocionante.
El peliazul olfateó el aire y luego sonrió.
Sin duda alguna, ese Lamia no estaba solo.
¿Por qué no lo había notado antes? Ah, no importaba porque él podía pelear contra ambos.
El segundo apareció justo a su derecha y el joven Lamia gruñó, mientras aprovechaba esa oportunidad para encarar nuevamente.
Habría sido un movimiento inteligente si Kardia fuera verdaderamente humano, pero los reflejos de un Zmey eran más rápidos que los de un humano.
El Lamia nunca pudo sentir al Zmey en su forma humana. Era una de las mayores ventajas de su especie, el poder esconder su verdadera esencia.
En lugar de desperdiciar energía en el joven, decidió guardar la batalla real para el Lamia más grande.
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De otro mundo
FanfictionManigoldo es un policía de la ciudad de Milán... su carácter fuerte pero comprensivo, lo ayuda a tener una visión abierta de lo que sucede. Kardia es un cazador de dragones en otro lugar y época, pero también es un Zmey, un dragón bueno. El destin...