Día 3: Vida en Hizuru~ La Princesa y el Samurai

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Desde una de las habitaciones más resguardadas del edificio, Mikasa está frente al espejo dando una última mirada a su atuendo y presentación general. Está preciosa con un traje de dos piezas palo de rosa y unos zapatos blancos altos en combinación con su blusa. Su cabello es negro, brillante y lo lleva suelto por la espalda hasta su final. Un maquillaje discreto que delineaban sus ojos y dejan sus labios con brillo.

Pero el espejo le hace ver que sus ojos, no complementan la perfección que ella representa. Sus ojos grises, que en sus mejores días parecen un cielo nublado en medio de una tormenta eléctrica, ahora es como un cielo con nubes cargadas de agua antes de la lluvia. No hay brillo en ellos. Mira alrededor y se pregunta: ¿Por qué no ha podido ser feliz en medio de tanto lujo?

Mikasa es originaria de Paradis. Vivió tranquilamente en el campo junto a sus padres, alejada de la realidad de la cuidad, hasta que un grupo de hombres, que más tarde se enteraría eran traficantes de personas, irrumpió en su casa. Lo último que vio de sus padres fue su rostro aterrado escondiéndola en una puerta trampa. Ella se quedó ahí, hasta que el silencio volvió a reinar y al salir, encontró a sus padres sin vida.

Las autoridades llegaron, se llevaron los cadáveres de sus padres y a ella la ingresaron al sistema de adopción. No fue fácil, tenía nueve años cuando perdió a sus padres y los extrañó día y noche. Trató de adecuarse al orfanato, pero los niños fueron muy crueles con ella por heredar los rasgos de su madre. Mikasa se metía en problemas por defenderse de ellos y los golpeaba, pero era la única manera de que no le tiraran el pelo.

Además, que vivir con la esperanza de que alguna familia quisiera adoptarla le causaba sentimientos contradictorios: se emocionaba con la idea de volver a tener una familia y a la vez se sentía como una traidora por querer "reemplazar" a sus padres.

Poco antes de cumplir los quince años llegó una comitiva de personas en su búsqueda. Su líder, era una mujer que se presentó como Kiyomi Azumabito. Le contó que venían de una tierra hacia oriente llamada Hizuru y pertenecían a la misma familia que su madre. Mikasa representaba el final de una línea sanguínea real que se había casi extinguido y querían llevarla a Hizuru para que tuviese el lugar que corresponde.

Y así está en el presente, diez años después. Es la princesa de Hizuru y es conocida por todos los habitantes de su país. Todos han sido maravillosos con ella y Mikasa ha hecho lo mismo. Accedió a la mejor educación, el mejor vestuario y la increíble tecnología que desarrollaban.

A la vez entendió que su destino estaba marcado por la importancia de ser una Azumabito. Kiyomi le ha presentado a más de veinte diferentes hombres en los últimos cinco años. Había muchos atractivos, inteligentes, amables, pero ninguno le gustó después de la segunda cita. Quiere intentarlo, tener un poco de experiencia, pero el que los hombres quisieran conocerla para casarse con ella para ser líderes de un país no es el mejor estimulante.

Tiene algunos amigos que ha conocido en sus relaciones diplomáticas, pero por lo mismo no los ve seguidos. El ser adulta y tener que tomar responsabilidades le ha traído el mundo encima y está demasiado abrumada, llena de dudas y con el deber de formar una familia. ¿Debiese ser agradecida con la segunda oportunidad de vida que tiene y cumplir con sus deberes como princesa de Hizuru?

Por ahora, su preocupación es bajar a la ceremonia que se realizará por su vigésimo quinto cumpleaños. Una última mirada al espejo forma una sonrisa encantadora que pueda pasar desapercibido la enorme confusión en su cabeza y sale en dirección al salón. Pero antes de llegar puede observar a uno de los hombres que está más apartado del grupo de lo samuráis.

Es un grupo de cinco personas, pero la quinta se mantiene sentado en el suelo mientras medita con sus ojos cerrados. Su pantalón nagabakama se ve tan perfectamente plano bajo sus manos que reposaban con suavidad sus piernas y el Suo deja notar su marcado tronco. Su cabello tomado se perdía tras él, pero mostraba tanta paz que cuando por fin abrió sus ojos al sentir que lo miraba, Mikasa dio un paso para atrás al notar el ceño fruncido demasiado marcado.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2022 ⏰

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RivaMikaWeek Mayo 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora