RivaMikaWeek Mayo 2022

Día 2: Entrenamiento~Deportes Varios

Siete y media de la tarde y apenas la hora en la que puede salir de su trabajo desde las ocho de la mañana que ingresó puntual como un inglés. Levi Ackerman es un hombre que actualmente ejerce la abogacía, pero antes era un estudiante, de escuela y de universidad, que contaba con tiempo para muchas actividades: jugaba todo tipo de deportes, tocaba todo tipo de instrumento musical además de cantar, e incluso asistía a clases de cocina para dejar de ser un desastre con su propia alimentación.

Pero el mundo laboral se le vino encima una vez graduado, gustosamente se entregó a su trabajo por el que tanta vocación tenía y dejó de hacer casi la mayoría de esas cosas. En las mejores semanas iba tres veces al gimnasio y trataba de correr algunas mañanas; la guitarra el único instrumento que tenía en un rincón de su habitación, que temía haber olvidado de tocar y prefería pagarle a una amable mujer para que preparara sus comidas.

No se queja, es un excelente abogado que puede ayudar a muchas personas y recibe mucho reconocimiento de sus pares a pesar de su particular carácter. Su físico causa una buena impresión: pulcramente ordenado, con un cabello negro cortado y rapado por atrás en inferior, unos ojos azules oscuros y una estatura menor a la habitual. Pero su carácter, no era de los peores, pero su tono de voz siempre sonaba a enfadado, su mirada siempre hacía al otro sentirse intimidado y sus palabras sumado a su amargo tipo de humor no eran las mejores elegidas fuera de los tribunales.

Así, trata de mantener por lo menos el estado físico que tanto lo destacó en la universidad. Por lo que cada día deja en el maletero de su vehículo un bolso con su ropa deportiva, a la espera de que cumpla con su rutina de ejercicios. Aprovecha de pasar después del trabajo y antes de volver a casa.

Escogió un gimnasio a mitad de camino entre casa y trabajo. Su manía por el orden y la limpieza hizo descartar a varios, pero la cantidad de máquinas y pistas para poder usar lo ayudaron en su elección. Sus amigos le habían sugerido asistir juntos, pero había negado al saber que así no lograría concentrarse lo suficiente. Así que llegaba, se cambiaba de ropa, colocaba sus audífonos y comenzaba su rutina. Así llevaba al menos los tres meses que llevaba en ese gimnasio.

Comienza por media hora trotando alrededor de una cancha de fútbol que está a posterior del recinto cerrado en vez de usar la cinta, luego se mueve entre el banco olímpico, banco de abdominales, la prensa de poleas y la máquina de piernas. Finaliza la última media hora haciendo pesas antes de ducharse y salir.

Levi es un hombre de hábitos, pero su trabajo con horario exigente y su necesidad de hacer ejercicio tres veces a la semana han logrado que ocupe horas antes o después del trabajo para ir al gimnasio. Y en cada una de ellas, ha podido observar a una guapa y recurrente azabache de rasgos orientales que ha estado siempre en las dependencias. Incluso una vez que había logrado salir antes de almuerzo, la mujer de rasgos orientales se ejercitaba. Podría haber apostado porque era empleada, pero no tenía postura de atender a la gente; o atleta olímpica, pero no contaba con entrenador. Por eso, se transformó en todo un misterio que se acostumbró a ver ante sus ojos sin necesidad de resolverlo.

Su primer contacto fue absurdo: se le quedó mirando. Fue tan intenso que ella lo sintió y se giró hacia él.

- ¿Qué te pasa que me miras? ¿Estás bien?-Le pregunta la mujer sacándolo de su ensoñación, así pudo descubrir que sus iris son grises y sus ojos grandes al expresarse.

- ¿Qué...? -Levi trata de modular, pero el oxígeno todavía no llegaba a su cerebro.

-Mirabas hacia mí, o sea, una parte de mí...-La desconocida pasa de atacarlo con la mirada a sospechar de él.

-Oh, lo siento mucho. No estaba mirándote los pechos- Se detuvo ante su nueva metedura de pata - En serio que no, pero estaba pensando y me quede pegado en eso mirando... ¿Qué miraba, a todo esto?