[CAPÍTULO FINAL]

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— ¿Han visto a mi jefe, el señor Hunter? —

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— ¿Han visto a mi jefe, el señor Hunter? —.

— No chiquitín, si no sabes dónde está tu jefe, menos nosostros —.

Escucharon desde adentro, como el lacayo del moreno preguntaba por él a los compañeros del Italiano.
Ambos estaban dentro de la oscura cabaña, se miraron conteniendo una risa.

Era demasiado temprano cómo para que Hunt estuviera ahí, normalmente iba cuando sus allegados no estaban. Pero ahora se estaba escondiendo del ese hombre de baja estatura, según él estaba hasta la polla de él.

Las visitas de Hunter nunca faltaban, incluso a veces se pasaba de la hora acordada para irse y se quedaba más tiempo con el Gambino.
Perdían el tiempo hablando o haciendo tonterías, o se fundía en tiernas caricias.
Según el extranjero la piel de Toni era muy suave y bien cuidada, que cuando tenía oportunidad la marcaba.

Cosa que al castaño no le parecía, ya que tenía que inventar excusas para ni Igor, ni Hai, ni José le preguntarán sobre ellas.

Desde aquella noche no habían vuelto a hablar del tema, pero los acercamiento íntimos después de eso no faltaron, besos intensos o tiernos, caricias y unas cuantas palabras.
Si lo pensaba era raro, en ningún momento Hunt y él habían hablado sobre lo que eran.

Pero tampoco quería saberlo, no le gustaría empezar algo con el moreno sabiendo su situación actual.

Una día cualquiera, el sol apenas se mostró en el horizonte iluminando todo lo que tocaba, una luz suave y cálida.
Toni decidió salir de la cabaña después de una noche en la que había pasado charlando con Hunt hasta muy tarde.

Salió con una vestimenta que le había llamado la atención, una chaqueta de color negro y con una camisa igual, unos pantalones blancos y en su pecho adornaba su tan preciada cadena con cruz.
Siempre usaba esa cadena cuando necesitaba algo para aferrarse de que todo saldría bien, esa esperanza que lo reconfortará.

Se detuvo al pie de las escaleras de la cabaña, mirando el panorama, el cielo se iba tornando lentamente de unos colores suaves hasta mostrarse el cielo azul.
Gracias a que estaba en el bosque podía escuchar el cantar de los pájaros, aparentaba un buen dia o bueno, se le hacía extraño de repente se fijara en tan pequeños detalles.

En eso su teléfono sonó, llevo su mano hacia el bolsillo sintiendo el vibrar del aparato, lo saco viendo la pantalla, se sorprendió un poco al ver que era Hunt.
Contestó, colocándose el móvil cerca de la oreja.

— ¿Hola? —. Contestó mirando a sus alrededores esperando ver la silueta del moreno por ahí cerca.
Pero desde la otra línea solo se escuchaba un fuerte viento y el sonido de la moto.

— ¡Toni! —.

— ¿Pasa algo? — dijo con inseguridad al oír Hunt tan agitado.

Pasaron unos segundos hasta que el sonido de fondo seso.

"𝕰𝖓𝖈𝖊𝖗𝖗𝖆𝖉𝖔" 「𝙷𝚞𝚗𝚝𝚘𝚗𝚒」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora