Un año despues.

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Jibeom salió de los vestidores terminando de acomodarse la placa con su nombre cuando uno de sus compañeros se puso frente a el.

—El gerente te busca, está junto a la máquina de helados.

Kim caminó hasta la dichosa máquina donde Kwanghee (el gerente) le esperaba sonriente.

—Jibeom, hoy te vas a encargar de un cliente en especial ¿de acuerdo?

— ¿Por qué...?- Preguntó algo nervioso.

—No te preocupes, es un cliente recurrente y tranquilo, pero un tanto exigente.

Jibeom hizo una mueca, ¿Cómo puede ser un cliente exigente en un restaurante de cadena?

Al final solo asintio y fue directo al comensal que le habían dicho, estaba en la mesa 04.

—Buenas tardes, bienvenido a "La rana verde" ¿desea ordenar?

La persona bajo el menú que le cubría cubria el rostro y sonrió mientras asentia.

Tenía el cabello blanco por completo, como si estuviera cubierto de nieve, un poco rizado y esponjado, sus ojos eran negros y con una evidente curiosidad.

— Me llamo Jaehyun.

Jibeom se sorprendió por la repentina presentación, pero la respondió.

— Un placer, yo soy Kim Jibeom y seré su mesero está tarde.

— Eres nuevo aquí.

El menor asintió entre tímido e incómodo, el chico frente a él se mordia el labio meciendo sus pies bajo la mesa sin dejarlo de ver. Y Kim no sabía si quería irse o quedarse a mirarlo.

—¿Gusta un poco más de tiempo?

Bongjae negó.

— Quiero tres rebanadas de pay de queso, y uno completo con zarzamora para llevar - pidió entragandole la carta.

— Enseguida.- Dijo terminando de anotarlo.

Hizo una pequeña reverencia y se alejo, apenas conteniendo la sonrisa que quería dedicarle.

En cuanto entró a la cocina varios de sus compañeros ya lo esperaban ansiosos.

—¿Qué te dijo?

—¿Estás bien?

—¿Te gruñó?

—¿Dijo su especie?

Kim frunció el ceño entregando la orden en la barra.

—Es solo un cliente, me dijo su nombre, nada extraordinario.

Los otros meseros se miraron entre sí con desaprobación.

—El idiota de Kwanghee no se lo dijo. Siempre manda a los nuevos.

—¿Qué cosa?

— Ese "cliente" no es humano, es una maldita bestia, no entiendo cómo es que le dejan entrar.

Jibeom estaba cada vez más confundido.

— Dejen de bromear con eso, estamos en la zona de humanos, las Bestias nunca pasan por aquí.

— Pues lo hace, mi primo trabaja en el área de Bestias de la ciudad y dice que comen mucho más que nosotros.- Murmuró su compañero.

—¿No puede solo gustarle mucho el pay?

Los otros levantaron los hombros.
—No conozco a nadie que se coma tres rebanadas en tan poco tiempo.- Señaló la barra.— Su pedido ya está listo. Ten cuidado.

El amor es un DefectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora