Capítulo 31

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—Esa fue la pelea más... estúpida que escuché en mi vida.

Akaashi suspiró.

—Lo sé.

—No puedo creer que hayan terminado tan dramáticamente —puso los ojos en blanco.

—También lo sé.

—Aunque no entiendo por qué temes estar con Bokuto ahora.

—¿Temor de volver a arruinar todo? —preguntó con una mueca en sus labios, tomando otra vez la copa de vino y dándole un sorbo—. Ahora Bokuto tiene hijos y todo se siente diferente.

—Lo único diferente es que ya no comerán solos y el papel higiénico probablemente se gaste más rápido. ¿Por qué piensas tanto? Si lo amas... ve y sé feliz con él, sus hijos y sus millones 

Claro que por eso se ganó un golpe. Kuroo terminó riendo.

—A lo que quiero llegar es que... ya deja de temerle a todo.

—Simplemente no quiero volver a perderlo.

Dio un sorbo a su bebida y lo miró.

—Lo terminarás haciendo si no te arriesgas y vas por ello.

Esa noche, Akaashi se quedó a dormir en el sofá de Kuroo. El pelinegro le propuso dormir con él en su cama, ya que era grande y podrían ver una película antes de dormir, sin embargo Akaashi se excusó diciendo que ya se estaba durmiendo y su cama, en su opinión, era incómoda y le hacía doler la espalda. Era obvio que era una mentira.

Kuroo le entregó una manta y una almohada, con unas ropas de él para que estuviera más cómodo. Akaashi se la pasó horas despierto ya que no podía dormir, así que simplemente miraba cómo la leña se quemaba en la chimenea mientras soltaba suspiros. Llegó un punto en el que le dolía la cabeza de tanto pensar, pero no podía parar tampoco.

No era un adolescente para negar sus sentimientos. Akaashi sabía realmente bien qué es lo que sentía hacia Bokuto, sin embargo temía explicarle al mayor y llegar a un intento de relación, la cual —según Akaashi— terminaría destruyendo en menos de dos meses porque lo único que hacía era trabajar y trabajar.

¿Quizás pedirle a Kuroo que redujera su trabajo? Sería una buena idea, para todo el mundo probablemente, pero Akaashi estaba acostumbrado a la rapidez en su vida laboral. Sería un cambio doloroso y difícil.

Suspiró.

Al otro día, Akaashi se sorprendió al despertar. Ni siquiera recuerda en qué momento haberse dormido.

Sin embargo todo eso quedó en segundo plano cuando se sentó en el sofá debido a los sonidos que venían de la cocina, la cual, si recordaba bien, estaba a diez pasos de él. Frunció el ceño y miró con los ojos entrecerrados la escena montándose enfrente de él.

Simplemente era Kuroo besando a Kenma en medio de su cocina.

—Buenos días.

Akaashi saludó de manera alta y sarcástica.  Kuroo, con pesar, dejó de besar y lo miró.

—Estoy durmiendo en tu sillón, Kuroo. Sé más respetuoso.

—Solo lo estaba besando —puso los ojos en blanco.

Akaashi miró a Kenma, quien tenía una mirada avergonzada.

—Hola, Kenma.

—Buenos días, Akaashi...

Arrastrando sus pies y la manta, Akaashi se dirigió al baño.

—Kuroo, prepara el desayuno.

***

Seeing You Again | BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora