¿Jin es mi hermano?✨NAMJIN

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We goin' from Mexico City
London to Paris
uriga ganeun geu gosi eodideun party
El mariachi, el mariachi, el mariachi

We goin' from Tokyo, Italy
Hong Kong to Brazil
i segye eodiseorado nan noraehari
El mariachi, el mariachi, el mariachi, el mariachi

(Ooh, ooh, ooh, ooh, ooh)
(Ooh, ooh, ooh, ooh, ooh)
(Ooh, ooh, ooh, ooh, ooh, ooh)

(Airplane pt2)

Después de inclinarse hacia el público, se despidió de ellos lanzando besos como siempre lo hacía. El telón bajó, y él desapareció detrás de la tela junto a los extras y bailarines. Su amigo pelirosa corrió hasta él con una sonrisa, ambos trabajaban en el teatro desde hace tres años y ésta era la última función de la gira en Seúl.

– ¡Dios! Creo que llegaré a mi casa muerto, le diré a mi novio que me dé unos masajes en los pies.

– Eres un exagerado, yo aun tengo energía para salir a comer con mi novio.– sonrío tímido.– tal vez ya esté esperándome.

– Genial, nos vemos después, iré a cambiarme.

Seokjin asintió, guiado por la chica que estaba a cargo de él, entró a su camerino. Se detuvo al mirar a dos personas dentro de la habitación, su manager junto a un hombre quizás no tan mayor.

– Jinnie, ven, quiero presentarte al señor Kim.– exclamó el hombre colocando una mano detrás de su espalda para acercarlo al otro sujeto– él es un gran admirador tuyo.

– Encantado de conocerle, señor kim.– saludó el menor.

El mayor sonrió coqueto.

– El gusto es mío, me tomé la libertad de traerle un ramo de flores, espero y no ser imprudente.

Seokjin negó.

– Está bien, muchas gracias. Irene, ponlas en agua, por favor.– dijo a la chica parada a un lado de la puerta.

– Si, señorito.– respondió saliendo del lugar llevando consigo el ramo.

El rubio comenzaba a incomodarse con todas las miradas hacia él, claro que las amaba pero quizás estaba creándose ideas erróneas al recibir la mirada de aquel hombre.

– Jin, el señor Kim hará una reunión con unos amigos en un hotel, él quiere invitarte.– anunció Taeil, su mánager.

– Estaría más que feliz de que acepte venir con nosotros.– habló esta vez Kim.– habrán algunos amigos y unos chicos quizás de tu edad.

– Lo lamento mucho, tengo una cita esta noche, tal vez otro día.– se excusó.– ahora debo cambiarme de ropa, si me disculpan.

El señor Kim negó sonriendo.

– Fue un gusto conocerte, tal vez haya otra oportunidad.– aseguró dejando un beso sobre la delgada y suave mano del rubio, éste último sonrío con pena.