Días 64 y 65

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No hablaron de lo que había pasado en el baño durante el resto de la noche.

Baekhyun podía ver que Chanyeol quería decirle algo — por cómo lo miraba por el rabillo del ojo cuando creía que los demás no iban a verlo, o por cómo parecía quedarse atrás cada vez que salían de una habitación — pero todo era demasiado caótico. Después de vomitarle encima, Jongdae había empezado a reírse y se había caído al suelo de culo (ahorrándole a Baekhyun la carga de seguir siendo el centro de atención), y Kai y Kyungsoo se habían apresurado a tratar de levantarlo, a intentar acostarlo y a ir a buscar a Luhan, que aparentemente estaba dormido en el sofá del salón.

Chanyeol se había quedado en el baño, tratando de limpiarse los restos de vómito alcoholizado de su flamante ropa nueva, y Baekhyun se había apresurado a salir de allí diciendo casi a gritos que alguien tenía que buscarle ropa nueva a Jongdae ahora que estaba medio inconsciente y se había devuelto encima.

Una vez lo hubieron dejado acostado, y teniendo en cuenta que, claramente, se les había acabado la fiesta, todo lo que pudieron hacer fue recoger y marcharse, saliendo a la calle en silencio y con las manos en los bolsillos para protegerlas del frío.

Se suponía que Kyungsoo vivía en la misma dirección que ellos, pero no tardó en excusarse diciendo que aquella noche había prometido quedarse a dormir con Kai y que, por eso, se iría con él hacia el otro lado. Eso dejaba a Baekhyun a solas con Luhan, que era el único de todo su grupo de amigos que no sabía lo que había ocurrido en el baño, y con Chanyeol, que sabía lo que había pasado demasiado bien.

Todo habría sido perfecto si Luhan hubiese hecho con ellos el camino de vuelta entero pero, a pesar de tomar el mismo autobús nocturno, se despidió y se bajó una parada antes — obviamente, donde estaba su casa.

Cuando su amigo los saludó con la mano y se bajó, en el vehículo sólo quedaban el conductor, una anciana increíblemente arrugada sentada en la primera fila de asientos, Chanyeol y él. Y Baekhyun había girado levemente la cabeza para observar las luces borrosas de las farolas que se sucedían al otro lado de la ventanilla, pero el otro chico había parecido más que dispuesto a comenzar una conversación de todas formas.

—Baekhyunnie —había dicho, y el chico se había mordido el labio al escuchar el diminutivo, porque le había hecho sentir una nueva oleada de aquella misma añoranza que había sentido en el baño, con las manos de Chanyeol contra su espalda y sus labios sobre la piel. Sin pensarlo, había cerrado los ojos.

—Yeol —su voz era apenas audible, quizás porque no sabía muy bien qué decir—. Yo, ahora... Estoy cansado, ¿vale? Muy cansado.

Había sonado realmente exhausto, y Chanyeol asintió y guardó silencio, mirándolo como si estuviese preocupado. Se había cambiado la camiseta nueva que había traído de casa de Kai por una camisa vieja y enorme que habían encontrado en el armario de Jongdae — al que debía de quedarle cinco tallas grande, por cierto — y volvía a parecer el mismo de siempre, el chico que le sonreía por las mañanas y llevaba siempre mal puesta la corbata del uniforme.

—¿Estás bien? —preguntó, y, cuando Baekhyun asintió, se reclinó contra el respaldo de su asiento. El resto del viaje transcurrió en un silencio en el que Chanyeol parecía pensativo y Baekhyun se sentía en un estado entre el desconcierto, la añoranza y el pánico que hacía que, según pasaban los minutos, el corazón se le acelerase más y más en el pecho.

Cuando, por fin, bajaron del autobús, parecía latirle a mil por hora. Al llegar a su portal, le golpeaba con tal fuerza contra las costillas que se preguntó si Chanyeol no podría oír los latidos desde donde estaba parado, a un par de metros de él.

88 Días [EXO; ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora