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Después de pensarlo por un rato So entró al lugar el cual lucia agradable, la decoración era esplendida, había mucha gente que parecía tranquila y feliz, la mayoría iba en grupos, había algunos que iban en par, pero muy pocos iban solos como él.
Ya que estaba solo el chico se dirigió a la barra y tomó asiento, observó todas las bebidas que había, las miro tan absorto pensando en que es lo que podría pedir que no se dio cuenta cuando un hombre de aparentemente su edad se sentó a su lado dándole una sonrisa.
—Buenas tardes. — Saludo aquel hombre sacando de su trance al otro.
—Ah, buenas tardes. — Respondió con algo de timidez.
—No sabes que pedir ¿Verdad? —
—Ah... Si, es que no estoy familiarizado con el lugar pero estoy entre esos dos. — Respondió mientras señalaba dos botellas distintas.
El hombre parecía querer entablar una conversación así que So lo miró fijamente, parecía de su edad, su rostro mostraba una expresión tranquila pero amable, era alto y tenía un tono de piel blanco que contrastaba perfectamente con su oscuro y lacio cabello.
—Ambos son buenos pero te recomendaría el de la derecha. —
—Oh ya veo, lo tomare en cuenta. — Dijo So.
El barman se acercó a los dos y tomo su orden, como el chico estaba cerca So no tuvo de otra que pedir aquella bebida que le había recomendado, incluso si no lo conocía no quería parecer descortés al ignorar su sugerencia.
Después de que les entregaran sus bebidas no hubo ninguna palabra del uno al otro así que So se dedicó a tomar con tranquilidad aquel vino, sabía realmente bien así que le dio varios sorbos disfrutando de su sabor, una vez que vio la copa casi vacía comenzó a pensar que sería mejor volver a casa, ir a beber sólo no era tan bueno como hacerlo con alguno de sus compañeros o amigos, e igual de cierta forma tampoco tenía ganas de tomar, no tenía ganas de hacer nada.
So se levantó de aquella pequeña silla, estaba a punto de caminar e irse hasta que nuevamente el chico de al lado le habló.
—¿Te puedo invitar un trago para animarte? —
—Eh, ¿A mí? — Dijo señalándose.
—Si, ¿A quién más? —
—No lo sé, hay mucha gente aquí. —
—Si pero tu estas justo a lado mío, además eres el único con esa expresión triste. —
—¿Se nota tanto?. — Preguntó preocupado.
—Solo un poco. — Río el otro.
—Ah~ Que desastre. —
—Bueno entonces no crees que sería mejor que tomaras algo conmigo en lugar de estar solo y triste. —
El chico lo meditó unos segundos y llegó a la conclusión de que si Minami estaba disfrutando el día a lado de esa chica, por qué el no podía pasar el rato con alguien más? porqué solo el estaría triste, le parecía un poco injusto.
—Puede que tengas razón. — Respondió regresado a su silla.
El hombre sonrió satisfecho y de inmediato pidió toda la botella.
[...]
Las horas habían pasado y el chico aún seguía en aquel lugar.
So dejo salir una gran risa para después volver a tomar de su copa, estaba tan ebrio como alegré.