"¿Estas completamente seguro que quieres entrar solo?" Preguntó Toni por décima vez mientras apagaba el motor del coche.
Gustabo lo miró divertido desde el asiento a su lado. Negó con la cabeza. "Hombre, que no hay nadie Toni. Que lo único que me puedo encontrar es el fantasma de Torrente ahí."
Toni suprimió una sonrisa y asintió derrotado, "cualquier cosa no dudes en llamarme."
Gustabo como respuesta junto sus manos en un enlace cálido. Al italiano casi se le va el corazón por la sorpresa pero le sonrió con afecto, dándoles un apretón cariñoso.
El expolicía lo miró una vez más antes de salir del auto con tranquilidad, pero Toni podía ver los signos de nerviosismo en su amigo. Demasiadas cosas podían salir mal y las probabilidades de que el rubio salga con la psiquis ilesa eran mínimas.
Habían pasado dos semanas juntos. Dos semanas en donde Toni se sintió más cerca del cielo que nunca. Gustabo era el mejor compañero de vida que uno podría pedir.
Los primeros días habían sido extraños, la tensión del último encuentro padre e hijo pesaban en el apartamento como un fantasma no abordado. Gustabo se había vuelto extrañamente tímido y Toni vivía entre estar en su apartamento preocupándose por el rubio y salir a hacer tratos con su mafia, después de todo el no podía tomarse sabáticos.
Pero todo cambió una noche especialmente larga y fría en donde Toni se encontraba luchando contra el insomnio en su habitación, imágenes de asesinatos sin razón y muertes dolorosas atacaban su cansada mente.
Cuando tocó las 2 am Toni se había rendido, apunto de volver a la sala a prepararse algo para comer cuando unos pequeños golpes sonaron en la puerta de su habitación. Golpes que solo podían ser de una persona.
Toni aún recuerda con afecto y dolor como Gustabo, sin pedírselo ni demandarlo, había decidido contarle todo. Nunca supo que había impulsado a su amigo a abrir su corazón y nunca preguntó. El italiano solo lo había escuchado todo mientras abrazaba al destrozado rubio en su cama.
Fue la primera noches de muchas en donde Gustabo durmió con el. Cada día con una excusa más lamentable que la anterior: "no puedo dormir hay una araña en mi techo; sin mi peluche no puedo pegar ojo; que está cama no me hace doler la espalda, joder".
Los días luego de esa confrontación habían pasado como un tenue sueño.
Gustabo para no sentirse muy dependiente siempre le cocinaba, al principio había empezado como un desayuno de agradecimiento que se transformó en un "joder Toni, que comes para la mierda cabrón. Por suerte me tienes a mi, el icono del real food, de compa de piso".
El primer día que el rubio le hizo un castagnaccio Toni, no se avergüenza en admitir, casi lloró de emoción.
El creía que su corazón no podía tener tanto amor en su interior pero cada día el rubio le probaba que estaba equivocado. Cada vez que Gustabo le sonreía o le preparaba algo nuevo Toni se enamoraba más y más.
Pero lamentablemente no se podía vivir en base al amor. Su amigo necesitaba cerrar la lamentable etapa de su vida que era los Conway's para seguir adelante y solo podía hacerlo enfrentando a esos molestos recuerdos.
Por eso se encontraba ahora allí, un domingo de otoño a las 8pm, esperando a su amigo que había decidido ir a por sus cosas en su antiguo departamento.
Habían ideado un plan con la mafia y Greco, un amigo comisario de Gustabo, que no estaba de acuerdo con el superintendente. José y Anya habían vigilado el apartamento para saber los movimientos de los patrullas a su alrededor, confirmando que Conway mantenía vigilancia en el lugar casi 24/7. Greco les había facilitado los nombres de los policías, sus horarios y cambios de turno en un santiamén.
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all the angels
FanfictionGustabo vió a Toni en una celda y decidió que sería mucho más barato que un terapeuta. O Toni Gambino entró a la comisaría solo y salió de la mano con un policía.