Fire

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Esa noche Patrick vino a casa con un paquete el cual dejó sobre la mesa del living. Yo estaba tirada en el sillón, aun pensando en cómo terminar de la mejor manera.

Patrick se acercó rápidamente, se sentó a mi lado y cuando me levanté, me besó sin esperar más. El hecho de que yo supiera lo que se avecinaba hizo que pusiera una parte de mí en aquel acto. Resumidamente fue un beso hermoso; cargado de todo tipo de sentimientos, incluso de los malos.

-Te extrañé demasiado hoy, en especial cuando supuse que estarías furiosa conmigo.

Verlo tan... feliz, me hacía dudar de mi decisión. No podía contestarle de mala manera, ni tampoco mentirle, así que solo sonreí e intenté no llorar.

-¿Sabes? Creo que luego de tantas noches contigo, comencé a quererte. —le dije.

Él solo sonrió y volvió a besarme. Coloqué mis manos alrededor de su cuello y sentí su suave cabello bajo mis dedos. Me recostó en el sillón y comenzó a besar mi cuello, mientras que retiraba mi sweater. Me hubiera gustado disfrutar lo que era estar con él por última vez, pero no podía hacer aquello. No podía ilusionarle más de la cuenta, no podía permitir que el incendio que había provocado siguiera expandiéndose... Patrick ya se estaba quemando, y ese debía ser el límite.

-Patrick, para, por favor.

-¿Sucede algo? —se alejó y me miró con el ceño fruncido.

-No puedo seguir con esto, no podemos. Me gusta estar contigo, sí. Pero también siento que es una obligación. ¿Qué sucedería si un día no quiero estar más contigo? ¿Debería seguir solo porque tú dices que no podemos estar separados? ¿No podría seguir con mi vida solo por eso?

-No Lizzie, no es eso.

-No lo niegues. Sabes muy bien que tengo razón.

-Pero tú me quieres, y yo a ti.

-¡Los sentimientos cambian, Patrick! Y aunque ahora te quiera, prefiero terminar con esto antemano. Antes de que te obsesiones más con esta locura.

-¿Obsesionarme? ¿Piensas que estoy obsesionado? ¡¿Acaso no me crees aún?! —Se levantó del sillón y comenzó a gritar, enfurecido— ¡No puedes dejarme, Lizzie! ¡Carajos! ¿Cómo es que no lo ves?

Luego de tanto haberlo dudado, y de haberme callado por miedo, decidí no dejar que cambiara mi parecer. Me levanté y lo enfrenté.

-Patrick, no voy a discutir más sobre esto. Te quiero, sí. Pero ya no vamos a estar juntos.

-¡Lizzie, no lo hagas! —Patrick dejó de gritar amenazadoramente y en cambio comenzó a ponerse nervioso y a mirar hacia todos lados— Por favor, retráctate antes de que sea demasiado tarde.

-Lo siento, Patrick. Ya es muy tarde para retractarme. Terminamos.

En cuanto dije esa última palabra, el ambiente cambió rotundamente. El mismo aire frío que nos había rodeado en mi sueño, ahora nos abrazaba en mi casa. La expresión de Patrick se tornó asustada, sus ojos expresaban miedo, y su cuerpo temblaba.

-Está aquí.

Si Patrick y yo no hubiéramos compartido tantos momentos, me le hubiera reído en la cara. Pero verlo así, asustado, desesperado, culpándome con la mirada, me dio escalofríos. Definitivamente había alguien más en la habitación, y temí que mi clon malvado apareciera de nuevo.

Sin embargo, nada apareció más que esa aura malvada que nos hacía temblar a ambos.

-¿Qué sucede? —le pregunté a Patrick.

-Me encontró. Gracias a ti me encontró, y puede llevarme. —lágrimas caían por sus mejillas, y la culpabilidad me abrazaba, haciéndome su fiel compañera.

-No digas tonterías. —le respondí, intentando frenar lo que sea que sucedía.

Sin embargo, antes de poder decir o hacer otra cosa, Patrick comenzó a temblar, las ventanas se abrieron de golpe dejando entrar una fuerte ventisca. Las cosas comenzaron a volar gracias al viento, y el lugar comenzó a llenarse de humo.

Patrick me gritaba, pero el ruido del viento no permitía que lo escuchara claramente. Extendí mi mano para tomar la suya y él correspondió el movimiento, pero repentinamente el humo se convirtió en grandes llamas de fuego que lo consumían y no lo dejaban respirar.

Su mano cayó, al igual que él.

Intenté gritar su nombre, pero fue en vano. Al igual que en el sueño, no podía emitir ningún sonido.

En cuestión de segundos la ventisca paró, las ventanas se cerraron y el fuego desapareció junto con el humo y Patrick. No quedó nada, ni siquiera cenizas.

Patrick Willinson había dejado de existir.

Let's play with fire.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora