-¡Patrick! -lo abracé con todas mis fuerzas, pero él no devolvió mi abrazo-. ¡Hey, aquí estoy! -lo miré con el ceño fruncido, pero aunque su mirada estaba sobre mí, sus ojos parecían perdidos.
Era como revivir el sueño en el que mi clon se lo llevaba; yo intentaba hablarle pero él no notaba mi preocupación. Patrick se alejó de mí y comenzó a caminar por la habitación, parecía estar buscando algo.
-¿Lizzie? ¿Estás aquí?
-¡PATRICK! -corrí hacia él, tomé su cara e intenté besarlo, pero no había respuesta de su parte. Parecía que estaba en otra dimensión completamente diferente, buscándome.
No pude evitar llorar de la desesperación. Finalmente había vuelto, pero no era él (al menos no en verdad).
-¿Por qué no me escuchas? -su cabeza se giró hacia mí, y por un momento tuve la esperanza de que me estuviera escuchando-. ¡Sí! ¡Sí, sí, sí! ¡Patrick! -comencé a llamarlo con una gran sonrisa.
Pero su figura comenzó a tintinear y me di cuenta de lo que sucedería en cuestión de segundos: se iría, de nuevo. Así que hice todo lo que pude por llamar su atención: salté, grité, le pegué, lo besé, todo. Pero nada funcionó y Patrick se marchó.
-¿Me vuelves a dejar? -Me quedé rígida sin poder creer lo que veía-. ¿Patrick, quieres seguir haciéndome sentir culpable? ¡Te odio, Patrick! ¿Me escuchaste? -giré y le grité a toda la habitación-. ¡TE ODIO! -golpeé con el puño en una pequeña mesa y enseguida una de las velas se cayó al suelo.
Me alejé instintivamente y choqué contra algo, otra vela cayó, y el fuego se propagó. Quise salir pero una gran llamarada bloqueaba la salida.
-Morir de la misma forma que tú -dije a la nada-. Qué ironía.
Busqué una salida con la mirada, pero estaba completamente encerrada. El humo nublaba mi vista y llenaba mis pulmones, intenté respirar pero cuando lo hice caí al suelo y todo se volvió negro.
