El Último Hombre Vivo (El Acertijo/Edward Nashton x Lectora)

Capítulo 21

Original por angelofthenight en Tumblr:

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(T/N) estaba llena de aversión y aprensión mientras se paraba frente a la puerta que pronto revelaría al que más odiaba. Ella tuvo el coraje de enfrentarlo sola con la comodidad de que él estaba esposado, así que dejó que Batman esperara en el pasillo mientras hablaba con él.

Los segundos pasaron demasiado rápido antes de que ella mirara a través de la ventana al Acertijo desenmascarado con el cabello mojado, lentes rotos, un uniforme a rayas blancas y naranjas y unas esposas que le impedían mover las manos demasiado hacia abajo o hacia arriba.

En su primer encuentro con su rostro enmascarado, él la aterrorizó hasta la médula. Ella supo desde el principio que algo andaba mal con él; algo repugnantemente distorsionado dentro de su mente empañada de obsesión. Especialmente ahora que sabía que solo había interactuado con él muy, muy pocas veces. Eso es lo que ella pensó que era lo más loco.

Sin embargo, su inquietud se transformó en ira y repugnancia mientras miraba su rostro hipnotizado. Él la miró con una sensación de nerviosismo en su rostro, ojos soñadores detrás de lentes rotos. Su respiración era lenta, casi sensual, a través de su pequeña sonrisa. "Sabía que vendrías." Él exhaló, como si ella le demostrara su amor de alguna manera.

(T/N) mantuvo la mirada, sin siquiera atreverse a temblar por el aire frío del manicomio. "¿Qué quieres de mí ahora?" Preguntó bruscamente.

"¿Qué 'quiero'?" Ed inclinó la cabeza. "Cariño, solo hay una cosa que quiero en la vida. Ir a donde tú vayas." Habló, mirándola con ojos nublados. Sus ojos viajaron arriba y abajo de su forma, tomándola por completo con su rostro sin máscara. (T/N) finalmente pudo ver cuánto cambiaba físicamente el color de su cara cuando ella estaba cerca.

Sus cejas se curvaron hacia arriba, asombro entrelazado en sus suaves rasgos. "Si tan solo supieras cuánto tiempo espere este día. He sido invisible toda mi vida, un don nadie, un cero a la izquierda. Y entonces, te encontré. Y de repente, todo cambió. Ya no estaba solo. Me diste un propósito. Tú eras mi propósito. Era como si... se accionara un interruptor y pudiera ver en color. Iluminaste mi mundo oscuro. Sabía que mi futuro no sería más que felicidad contigo; mi alma gemela." Un divertido bufido brotó de su garganta. "Casi me siento indigno de una criatura tan hermosa como mi alma gemela. Supongo que ahora puedo reírme en la cara de los niños del orfanato que dijeron que moriría solo."

Su pequeña sonrisa se convirtió en un ceño fruncido, sus cejas bajaron también. "Bruce... Wayne. Bruce... Wayne." Dijo lentamente, burlonamente. (T/N) lo miró fijamente confundida y asustada, sintiendo cómo el sudor le bajaba por el cuello. Él la miró con tristeza. "Lo lamento, es el único que se me escapo. Era demasiado cerrado, nunca podría haberlo sacado de allí, y era mucho más grande que yo como para enfrentarlo. No soy físicamente capaz, mi fuerza está aquí arriba." Hizo un gesto hacia su cabeza, tanto como la cadena le permitía alzar sus manos.

"Por eso tuve que recurrir a exponer su pasado y humillarlo públicamente. Hacer que te disgustes tanto con él que lo dejes solo. Él es el que menos te merece. Él no te entiende, no te entiende como yo, no conoce el dolor como nosotros." Sus manos se levantaron de nuevo, gesticulando entre ambos durante su última frase.

Lentamente dijo una última vez: "Bruce... Wayne." Cerró los ojos y exhaló profundamente, como si estuviera sacando algo de su pecho.

Tragó saliva antes de continuar con el monólogo. "Sabes, ese día yo estuve ahí. El día cuando el gran Thomas Wayne anunció que se postulaba e hizo todas esas promesas. Bueno, una semana después estaba muerto y todo el mundo se olvidó de nosotros. De lo único que podían hablar era del pobre Bruce Wayne. Bruce Wayne, el huérfano. Huérfano. Vivir en una torre con vista al parque no es ser un huérfano. Mirando desde arriba a todo el mundo, con todos esos millones. No quieras engañarme ¿Sabes lo que significa ser huérfano, cariño? 30 niños en una habitación, de doce años y adictos al Drop para sentir alivio. Despiertas gritando con ratas que te muerden los dedos. Y cada invierno uno de los bebés muere por el intenso frío. Pero, ay, no..."