El Último Hombre Vivo (El Acertijo/Edward Nashton x Lectora)

Capítulo 8

Original por angelofthenight en Tumblr:

https://angelofthenight.tumblr.com/post/679972013189840896/last-man-alive

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(T/N) abrió la puerta de su apartamento. Estaba de pie en la puerta, en el mismo borde del pasillo. Ella se quedó allí con una expresión en blanco mirando a su casa. Suspiró y finalmente entró, dejando caer su bolso al suelo y cerrando la puerta detrás de ella sin darse la vuelta.

Resopló por la nariz, su mirada estaba en blanco, pero tenía frialdad. Comenzó a caminar por su casa para verificar que todas las ventanas y persianas estuvieran cerradas. Una vez que estuvo segura de que estaba sola y que no había ningún tipo enmascarado escondido en ningún lado, tomó asiento en su escritorio que usaba para coser.

Después de que se despertó de la explosión en la estación del DPCG, le hicieron algunas preguntas que ya no podía recordar. Ella preguntó si Batman estaba bien y le aseguraron que sí. Luego le aconsejaron volver a casa y no hacer ningún plan público, le dijeron que buscara un amigo con quien pasar unas noches o que encontrarían un lugar para ella.

Pospuso mentalmente encontrar un nuevo lugar para quedarse por un tiempo, a pesar de que sabía que no sería capaz de quedarse en su apartamento por mucho tiempo sin el dinero equilibrado con (N/C). También pensó que, si se quedaba con alguien, su admirador secreto emprendería otra ola de asesinatos para aislarla. Porque eso es lo que realmente estaba haciendo, aislándola. Así que decidió volver sola por la seguridad de todos, aunque le costara la suya.

(T/N) movió su máquina de coser al suelo y transfirió todos sus suministros a los cajones adjuntos a su escritorio. Una vez que se despejó la superficie, colocó su computadora, teléfono, anuarios, bloc de notas y un bolígrafo encima. Conocía su vida mejor que la policía, y el asesino en serie parecía tener algún tipo de conexión con ella.

Entonces comenzó a analizar su vida desde la escuela secundaria hasta el presente. Primero tomó el bolígrafo y enumeró a todos sus amigos y compañeros de trabajo vivos en el bloc de notas, usando su teléfono para verificar que no faltaba nadie. Luego comenzó a enumerar los nombres de los anuarios de la escuela secundaria de todos los chicos con los que había hablado, sin importar cuán pequeña fuera la interacción. Usó su computadora portátil para buscar los nombres de todos los chicos con los que asistió a una clase universitaria.

Su libreta estaba llena de casi cientos de nombres, algunos los reconocería al instante y otros los tendría que volver a mirar para recordar quiénes  eran. Ella se obsesionó. Sin tomar descansos, buscó las cuentas de redes sociales de cada nombre. El apartamento estaba oscuro y la única luz provenía de la brillante pantalla de su computadora portátil. Sus ojos solo ardían si intentaba cerrarlos.

Tenía las manos acalambradas y la espalda ahora encorvada, pero se obligó a superarlo todo, sin importar cuán agotada y exhausta se sintiera. La primera vez que revisó la lista, tachó los nombres de los que no eran de tez blanca. La segunda vez que revisó la lista, estudió todas sus cuentas de redes sociales, tachó los nombres que no estuvieron en la ciudad de Gótica en el lapso de un mes.

La tercera vez que lo revisó, tachó los nombres de los que no estaban cerca de la estatura del Acertijo. La cuarta vez que lo revisó, tachó los nombres que no tenían un tono de ojos cercano al color de ojos del Acertijo. Sus ojos maníacos quedarán para siempre grabados en su memoria como un estigma.

Los nombres restantes eran los que residían en Ciudad Gótica, eran de tez blanca, casi altos, de un color de orbe similar, o los que no pudo encontrar electrónicamente o no publicaron ninguna foto de ellos mismos. Golpeó su pluma contra la superficie de madera de su escritorio, manchando de tinta el costado de su mano que rozaba las páginas cuando tachaba nombres. Sus ojos rojos miraron la hora en su computadora portátil, estaba en el margen AM. Ella había estado en esto sin parar durante aproximadamente cuatro horas.