Principio del fin

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Lauren POV

Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina... Estar en una casa que no era la mía, no era lo más delicioso que digamos.

Pero estar en compañía de una mujer hermosa, valía la pena el lugar que fuera.

Me levanté sin hacer ruido y me dirigí a la cocina; prepare café e hice el desayuno. Sentí como el olor impregnaba en mis fosas nasales y el pan tan delicioso...

¡Ni creer que una noche anterior, tuviera sexo con la mujer más deseada de todo el estado!
Me regresé a traer las tazas y sentí un cuerpo pegado al mío.

- ¿Por qué no estabas en la cama? - me pregunto una voz ronca

- Vine por café - sonreí

- Me gustaría que estuvieras dentro de la cama y le hablaras a Mia para que ella hiciera el desayuno

- Sabes que respeto a las chicas que te hacen el desayuno, comida y cena, pero quería deleitar tu paladar, además tiene días que no viene, no la molestemos

Sus ojos marrones me desnudaron, más de lo que ya estaba... Y su deseo crecía aún más

- ¡Vámonos a la cama, te necesito ahí!

Entre besos mal coordinados, llegamos a la cama y se acostó encima de mi

- Me gusta cuando dices mi nombre - me susurro al oído

- Está mal, sabes que iríamos despacio

- ¿Cómo ir despacio... Si tus labios son lo que quiero probar?

- Me encantaría que primero desayunarás... El desayuno está hecho y listo...

- Primero desayunamos algo más - me sonrió perversa

- Me encanta cuando ordenas - me mordí los labios

Tras una vuelta ágil, le di la vuelta y quedó boca arriba.

- No quiero lastimarte, Camila - le sonreí sonrojada - estoy un poco más pesada y alta que tú

- No me pasará nada, solo hazlo, ¡Hazlo ya! - ordenó desesperada

Comencé a besar su cuello y bajar por sus senos, y baje a su abdomen

- ¿Por qué tardas tanto, Lauren? - me preguntó malumorada

- Me encanta cuando me pides más

- ¡Deja de jugar, Lauren! Tengo mucho que hacer, como para que te pongas a jugar

Sonreí y negué. Seguí mi camino hasta su monte Venus y mi lengua lamió sus pliegues. Solo podía escuchar su respiración entrecortada y trataba de cerrar las piernas de tanto placer que tenía

- ¡Lauren! - susurro

Por el poco tiempo que tenía conociendo a Camila, no le gustaba dar espectáculos y aunque fuera su casa, no le gustaba gritar

- ¡Ah, Lauren! ¡Sigue así!

Baje y lubrique mi dedo, y lo metí dentro de ella

- ¡Ah! - soltó un gritó involuntario - ¡Ya hazlo!

Metí un segundo dedo y comencé lento, aumentando mi ritmo, hasta que sentí como se contraían sus paredes vaginales

- ¡Lauren! - gritó y se vino en mi mano

Seguí besando su centro y ella iba recuperando su respiración. Me miró victoriosa y solo sonreí sonrojada

- ¿Cómo es que tienes una lengua tan ágil?

ES UN PLACER... CONOCERLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora