El Fin Del Mundo 10

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Después de pasar varios minutos dando vueltas sin sentido por la playa, Raoul decide volver a casa. Camina despacio y con cautela, pero cuando puede ver que el auto de sus padres no está aparcado fuera, una inmensa felicidad se instala en su pecho. Está más que ansioso por pasar tiempo con Agoney.

Ingresa al salón con una sonrisa, pero lo encuentra vacío. Sube las escaleras y muerde su labio inferior cuando escucha que la ducha del baño se abre en ese momento. Agoney acaba de meterse bajo el agua y a Raoul le hormiguea todo el cuerpo por desnudarse y seguir sus pasos.

¿Se molestará si lo hace? Después de lo que hicieron la noche anterior, no espera ser rechazado, pero igualmente, golpea la puerta y guarda silencio hasta escuchar la voz de Agoney.

—¿Raoul? —pregunta, aunque tiene más que claro que es él, le acaba de ver por la ventana.

—¿Puedo entrar?

—¡En un momento salgo! ¿Quieres ir a preparar algo para comer? ¡Ahora bajo contigo!

—¿No te apetece que me duche contigo?

Agoney se queda callado dentro del baño, traga saliva y agradece haberle puesto el seguro a la puerta, aunque Raoul no ha intentado entrar.

—¡Me apetece pasar la tarde contigo! ¡Sin desperdiciar agua!

Raoul ríe, suelta una carcajada y el moreno sonríe bajo la ducha. Ese sonido siempre le ha gustado.

—¡Vale! —Raoul asiente contra la puerta—. ¡Prepararé algo de comer! ¡No tardes! —Baja nuevamente las escaleras, dejando que Agoney termine de ducharse.

Se toma unos minutos en la cocina, prepara un par de sándwiches, encuentra un paquete de patatas y luego busca alguna bebida en la nevera. Rebusca hasta encontrar algunos dulces y luego de llevar todo al salón, sube nuevamente las escaleras.

Decide cambiarse de ropa mientras Agoney termina de ducharse. Cuando deja de escuchar el agua de la ducha, sale de su habitación para encontrarse con el moreno. Espera unos minutos en el pasillo, hasta que la puerta del baño se abre y puede ver a Agoney con una toalla envuelta en su cintura. Raoul le observa embobado, no puede evitar recorrer su cuerpo de arriba a abajo.

—Hola.

—¡Joder! —Se le dispara el corazón—. Un día vas a darme un infarto, de verdad te lo digo.

Raoul solo ríe por su comentario, se acerca a él y besa sus labios húmedos.

—Me encanta tu acondicionador.

Agoney sonríe, observa el rostro de Raoul a centímetros del suyo y las ideas que por minutos ha intentado dejar en la ducha, vuelven a hacerse presentes en su cabeza. Necesitaba enloquecer, llorar y hundirse en la mierda, pero lejos de Raoul, o al menos, no frente a sus ojos.

—¿Estás bien? —El rubio acaricia su mejilla y Agoney da un paso hacia atrás de forma automática, evitando otro beso—. ¿Ago?

—Estoy bien, pero voy a vestirme. No quiero coger frío.

—¿Frío? —Frunce el ceño cuando el moreno cruza la puerta de su habitación—. Ago, ¿pasa algo?

—¡No! —dice de inmediato, secando su cabello con rapidez para evitar la mirada de Raoul, porque cerrarle la puerta en la cara no es una buena opción—. ¿Ya preparaste algo para comer? Podemos ver una película.

—Ya hice algo para comer —confirma Raoul—. Ahora elijo una película, porque tú tienes unos gustos… —bromea, haciendo reír a Agoney.

—Entonces busca una que a ti te guste, ahora bajo.

El Fin Del Mundo - Ragoney.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora